Y con ello, la conclusión de un frenético intento anterior de llevar a la criatura al árbol de la vida ha quedado desacreditada.
En la década de 1950, el cazador de fósiles Francis Tully encontró un curioso fósil en Mazon Creek, en el estado norteamericano de Illinois. Se trataba de un animal de 15 centímetros que nadó por los mares hace unos 300 millones de años. Durante más de medio siglo, esta criatura, a la que (en honor a su descubridor) se ha llamado el monstruo de Tully, ha sido un gran misterio por su extraño aspecto. Los científicos ni siquiera se ponían de acuerdo sobre si el “monstruo” era vertebrado o invertebrado. “Creemos que ahora hemos resuelto este misterio”, afirma el investigador Tomoyuki Mikami.
El monstruo de Tully
Decir que el monstruo de Tully tenía un aspecto peculiar es casi quedarse corto. La alargada criatura tenía ojos en forma de tallo y una boca en forma de babosa, con varios bordes afilados. En la parte posterior tenía un par de aletas. Debido a su extraña anatomía, los investigadores no consiguieron clasificar a la extraña criatura. Esto significa que el monstruo de Tully sigue sin pertenecer a ningún grupo conocido.
Impresión artística del monstruo de Tully. Imagen: 2023 Takahiro Sakono |
Cuerpo blando
Lo que lo hace especialmente complicado es el cuerpo del monstruo de Tully. A diferencia de los dinosaurios y otros animales extintos con esqueleto o caparazón duro, el monstruo de Tully poseía un cuerpo blando. Que el animal se haya fosilizado es, por tanto, un logro en sí mismo. De hecho, los animales de cuerpo blando rara vez resisten el paso del tiempo. Pero gracias a las condiciones únicas de Mazon Creek, una huella de la peculiar criatura marina había quedado inmortalizada en el barro. Entretanto, se han recuperado numerosos fósiles del monstruo de Tully.
¿Vertebrado o invertebrado?
En 2016, un equipo de investigadores dio un paso audaz al clasificar al monstruo de Tully basándose únicamente en estas huellas. Y llegaron a la conclusión de que el animal debía de ser, de hecho, un vertebrado, presumiblemente algo similar a los ciclóstomos, un grupo de vertebrados que incluye peces vivos sin mandíbula (piensa en mixinos y lampreas). De ser así, la criatura podría ser una pieza que faltaba en el rompecabezas de la evolución de los vertebrados. Sin embargo, no todos los científicos estaban de acuerdo. De hecho, en los últimos años, varios expertos han rechazado la hipótesis propuesta. Y así, hasta hace poco, seguía sin haber una conclusión concluyente sobre la naturaleza del monstruo de Tully.
Modelos 3D
Un nuevo estudio puede haber puesto fin a este debate. En el nuevo estudio, los investigadores decidieron examinar más de cerca 150 muestras fosilizadas de tully y más de 70 fósiles de otros animales de la cala mazon.
Utilizando un escáner láser 3D de última generación, el equipo hizo modelos 3D de los fósiles y demostró que las características utilizadas anteriormente para etiquetar la muestra de tully como vertebrados no coincidían realmente con las de los vertebrados reales.
Desacreditado
Los investigadores están bastante seguros: la muestra de Tully no era un vertebrado. Y con ello, la conclusión del estudio de 2016 ha quedado desacreditada. “Basándonos en múltiples líneas de evidencia, la hipótesis de que el monstruo de Tully era vertebrado es insostenible”, argumenta Mikami. “El principal argumento es que el monstruo de Tully tiene segmentación en la cabeza. Esta característica no se conoce en ningún otro vertebrado. Esto significa que no puede clasificarse como vertebrado”.
¿Y entonces?
Aunque los investigadores están seguros de que la muestra de Tully no era un vertebrado, queda la duda de en qué categoría podría clasificarse la criatura. El animal debía de ser invertebrado, pero queda por determinar exactamente de qué tipo. Por ello, los científicos se proponen averiguar a qué grupo pertenece el organismo. Por cierto, ya tienen ideas al respecto. Por ejemplo, podría tratarse de un cordado, emparentado con el pez lanceta. Los investigadores tampoco descartan que se trate de un protostomia, un grupo diverso de animales que incluye insectos, lombrices redondas, lombrices de tierra y caracoles.
Así pues, aún no se ha dicho la última palabra sobre la naturaleza del monstruo de Tully. Pues a pesar de que el animal ha revelado ahora un pequeño secreto, aún quedan muchos. El fósil muestra así lo difícil que es dar sentido a la historia de la Tierra y de todos los organismos que han vivido en ella. Además, plantea la cuestión de cuántas extrañas criaturas similares como el monstruo de Tully se han perdido ya. “Han existido muchos animales interesantes que nunca se han conservado como fósiles”, afirma Mikami. “En ese sentido, la investigación sobre los fósiles hallados en Mazon Creek es importante porque alberga fósiles únicos que no pueden encontrarse en ningún otro lugar”. Es necesario investigar más sobre estos fósiles de Mazon Creek para comprender la historia evolutiva de la vida.
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