En todo el mundo, humanos y animales sufren las grandes cantidades de plástico que acaban en el medio ambiente. Incluso los buitres ingieren grandes cantidades de plástico, aunque a veces se lo comen a propósito para provocarse el vómito.
Científicos estadounidenses examinaron el comportamiento alimentario y los vómitos del buitre negro y el buitre pavo, también conocido como buitre cabecirrojo. Se trata de los llamados buitres del Nuevo Mundo porque son originarios de América y son comunes allí. De hecho, son los principales carroñeros de Norteamérica.
El estudio demuestra que la cantidad de plástico ingerida por estas rapaces carroñeras está estrechamente relacionada con el número de restaurantes y cadenas de comida rápida cercanos a su hábitat. Los buitres negros, en particular, frecuentan los vertederos locales y comen de los contenedores de basura abiertos de los restaurantes. De este modo, ingieren sin darse cuenta grandes cantidades de plástico.
Plástico en humanos y animales
Desde la década de 1950, el ser humano ha producido unos 8300 millones de toneladas de plástico. Cada año se añaden 380 millones de toneladas. Solo el 9 % se recicla, lo que hace que el plástico aparezca por todas partes. En las profundidades del océano, en la cima del Everest, en los bordes de las carreteras, pero también en los tejidos de humanos y animales. No está claro lo que la ingestión continua de plástico significa para la salud humana a largo plazo. Sin embargo, estudios en roedores han demostrado que la ingestión de microplásticos tiene un mal impacto en la función del hígado, los intestinos, el páncreas y los órganos reproductores.
Descuido en el tratamiento de restos de comida
Malas noticias, pues, todo ese plástico tirado por ahí. Quizás sobre todo para las aves carroñeras que se dan un festín de sabrosos bocados en los vertederos, en los restos de comida de la calle y en los contenedores de basura. Al hacerlo, engullen no solo materia orgánica, sino también envases. De hecho, a estos buitres les gusta mordisquear tejados, capas de caucho o, por ejemplo, fundas de asientos de barcos. “En nuestro estudio demostramos que la cantidad de plástico que ingieren los buitres negros y los buitres cabecirrojos depende de su hábitat. Cuanta más actividad humana, especialmente en términos de producción de alimentos e instalaciones para comer, mayor es la cantidad de plástico encontrada en los estómagos y vómitos de los buitres”, afirma la investigadora principal, Hannah Partridge, de la Universidad de Carolina del Norte. “Parece que las aves no solo se comen el plástico por accidente, sino que a veces lo hacen con premeditación”.
Una bola de vómito
Los investigadores siguieron a ocho grupos diferentes de buitres negros y buitres pavos en la metrópoli estadounidense de Charlotte y sus alrededores. En total, recogieron 1087 vómitos de los animales. El 60 % de estos vómitos contenían plástico. En total, incluso el 2,7 % de la masa total estaba formada por compuestos plásticos. Además, los científicos encontraron restos vegetales, tierra, guijarros, restos de animales, metal, textiles, papel, madera y vidrio en los vómitos.
Un escáner de infrarrojos mostró que tres tipos de polietileno eran los más comunes en los gránulos. El caucho de silicona también aparecía con relativa frecuencia. Cuanto más cerca estaban los lugares de muestreo de edificios humanos y restaurantes, mayor era la presencia media de plástico.
A los buitres negros les gusta comer de los contenedores de basura abiertos de los restaurantes. “Los buitres negros suelen posarse por la noche en una torre de transmisión cercana a un restaurante de comida rápida y por la mañana vuelan directamente al contenedor”, explica Partridge. “Los buitres de cabeza roja lo hacen con menos frecuencia. Se encuentran más en el campo y se dan festines más a menudo en fuentes naturales de alimento”.
Siempre en busca de alimentos
“Los buitres siempre están buscando nuevas fuentes de alimento, no son exigentes y prueban todo tipo de cosas. Pueden llegar a engullir plástico, pensando que son nutritivos trozos de hueso”, explica la investigadora. “Pero parece que a veces también engullen una gran cantidad de plástico a propósito, simplemente para llenar el estómago e inducir el vómito. De ese modo, vuelven a deshacerse de los restos indigestos, como pelos y otras porquerías”.
“Aun así, es mejor que los buitres ingieran menos plástico. Los restaurantes y supermercados deberían hacer más al respecto”, opina la profesora Sara Gagné, de la Universidad de Carolina del Norte. “Es importante que los residuos estén bien empaquetados en bolsas, que esas bolsas acaben siempre en los contenedores de residuos y que esos contenedores estén bien cerrados. Además, tenemos que avanzar hacia un mundo sin plásticos de un solo uso para proteger la fauna”.
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