Hacer la compra, cocinar y limpiar: estamos ocupados todos los días. Pero los científicos tienen buenas noticias para los que odian esto, porque son precisamente las tareas que más fácilmente podrían ser asumidas por robots. Pero, ¿de verdad lo queremos?
Con el tiempo, cada vez hay más aparatos que se encargan de nuestras tareas. Hoy en día, por ejemplo, ya no tenemos que frotar una mancha persistente en una bonita blusa sobre una tabla de lavar de madera; basta con meterla en la lavadora con un poco de detergente en el programa corto. Y se siguen desarrollando dispositivos, y sobre todo robots, para asumir las tareas domésticas que tanto tiempo nos llevan. De hecho, los avances en este campo van tan deprisa que, según predicen los expertos, dentro de diez años apenas tendremos que hacer nada nosotros mismos.
Tareas domésticas
Las investigaciones han demostrado que las personas dedican una media de 21 horas (o tres horas al día) a la semana a tareas domésticas. Pensemos en tareas como cocinar, ordenar, limpiar y lavar. Esto ocupa unas dos horas del día de un holandés medio. La mayor parte del resto se dedica a hacer la compra.
Los avances en robótica son rápidos. Así que los investigadores se preguntaron cuánto tiempo dedicaremos a las tareas domésticas dentro de una década. Para responder a esta pregunta, los investigadores pidieron a 29 expertos en IA del Reino Unido y a 36 de Japón que estimaran hasta qué punto 17 tareas domésticas serán “automatizables” a corto plazo. Todos los expertos se mostraron especialmente optimistas. Por ejemplo, prevén que, de media, el 39 % del tiempo que dedicamos hoy a las tareas domésticas estará automatizado en los próximos 10 años.
Reducción del 39 % de tareas domésticas
Significa que robots y dispositivos nos quitarán de encima muchas tareas domésticas en los próximos años. ¡Nos vamos a aburrir todavía más! “Un 39 % es una cifra sorprendentemente alta”, señala Ekaterina Hertog en una entrevista. “Las tareas domésticas consumen mucho tiempo. Por eso, reducir el tiempo total que le dedicamos podría cambiar drásticamente nuestras vidas”.
Tareas más automatizables
¿Qué tareas son las más fáciles de automatizar? “En este caso, se trata sobre todo de tareas domésticas repetitivas, como hacer la compra, cocinar y limpiar”, explica Hertog. “Por cierto, esta expectativa coincide con lo que hemos visto en la automatización del trabajo remunerado, donde las tareas rutinarias también se automatizaron primero”.
La compra de alimentos
Los expertos creen que la compra de alimentos será bastante fácil de automatizar. “Es probablemente la forma más repetitiva y predecible de hacer la compra”, explica Hertog cuando se le pregunta. “En los últimos años, hemos visto empresas que experimentan con diferentes suscripciones, en las que un determinado producto se entrega cada semana o cada mes. Esto puede llevarse aún más lejos. Por ejemplo, los algoritmos pueden predecir qué le gustaría comprar a una persona o un hogar concreto, tras lo cual se envían los productos necesarios. El consumidor puede entonces elegir si realmente necesita el producto y pagarlo, o devolver el paquete. Amazon ya ha patentado esta idea, que denomina “envío anticipado”. Aunque de momento esta forma de comprar es aún un futurista, esto podría cambiar pronto, una vez que las empresas hayan recopilado suficientes datos sobre los consumidores y los hogares”.
¿Esta automatización es buena o mala?
Una pregunta acuciante es si toda esta automatización es buena. “Puede ser muy positivo”, explica Hertog. “Si pasas menos tiempo haciendo recados, limpiando o cocinando, eso significa más tiempo libre que puedes dedicar a cosas más satisfactorias. Además, la mayoría de las tareas domésticas las realizan mujeres, lo que significa que tendrán más tiempo para otras cosas”. Por tanto, el uso de la tecnología podría conducir a una mayor igualdad de género.
Probables desventajas
Al mismo tiempo, Hertog señala el lado oscuro. “Todo está en los detalles”, dice. “En primer lugar, las tecnologías domésticas inteligentes recopilan mucha información sobre los hogares, nuestros espacios más privados. Los hogares suelen estar formados por varias personas, incluidos niños, por ejemplo, que no pueden dar su consentimiento para que se recojan sus datos. Una vez cuantificado y convertido en datos el comportamiento de los miembros del hogar, esta información puede ser gestionada, analizada y utilizada en beneficio de las empresas, potencialmente a expensas de las personas cuyos datos se recogieron.”
Otros inconvenientes
Pero este no es el único inconveniente. “Las tecnologías domésticas también pueden reforzar potencialmente las desigualdades de poder existentes en los hogares”, prosigue Hertog. “Por poner un ejemplo, cada vez hay más pruebas de investigación de que las parejas maltratadoras utilizan las tecnologías digitales domésticas para aterrorizar a sus víctimas”. Además, las tecnologías impulsadas por la inteligencia artificial naturalmente tienen un precio. “Esto podría exacerbar la desigualdad en el tiempo disponible entre ricos y pobres”, opina Hertog. “Los hogares más acomodados podrían disponer de mucho más tiempo para el trabajo remunerado, el ocio u otras actividades en comparación con los hogares menos acomodados. Además, la automatización de las tareas domésticas también puede significar el fin de los trabajos poco cualificados que actualmente los hogares acomodados subcontratan a personas más pobres.”
En resumen
En definitiva, los investigadores demuestran que la automatización puede facilitar la vida cotidiana y ayudar a resolver algunos problemas sociales persistentes, como la desigualdad de género en la realización de las tareas domésticas. Pero estas nuevas tecnologías también conllevan algunos riesgos asociados. “Ni el lado bueno ni el malo son inevitables”, concluye Hertog. “Y con el aumento de la automatización, puede ser un buen momento para reflexionar más detenidamente sobre la regulación y la concienciación de los riesgos potenciales”. Es una mala idea adoptar nuevas tecnologías en masa y esperar que realicemos el mejor futuro posible entregándolo al mercado. Todo lo contrario. “Es necesario prestar más atención para garantizar que contamos con las políticas adecuadas para que podamos cosechar realmente los beneficios y, al mismo tiempo, proteger nuestra privacidad.”
El estudio arroja nueva luz sobre la inminente “era de los robots” y los inconvenientes que conlleva. Como tal, se trata de un campo de investigación que aún debe estudiarse con detenimiento para poder considerar mejor las condiciones adecuadas antes de dar la bienvenida a las nuevas tecnologías domésticas. Además, es bueno darse cuenta de que las tareas domésticas son algo más que “tareas estúpidas”, opina Hertog. “También es una forma de estrechar los lazos familiares y demostrar amor y cariño”, argumenta. “Y estos son aspectos que
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