Con una instalación de prueba en los Alpes, los investigadores han demostrado que un potente rayo láser puede desviar los rayos. Pero por ahora, esta impresionante tecnología no nos protegerá de los rayos.
En el verano de 2021, tuvo lugar un experimento extraordinario a 2,5 kilómetros de altura, en el monte Säntis, en los Alpes suizos. Junto a una torre de telecomunicaciones de 124 metros de altura, que es alcanzada por un rayo unas 100 veces al año, los investigadores colocaron un potente láser, capaz de producir mil pulsos de luz por segundo. El objetivo: investigar si el láser podía servir de pararrayos.
El experimento fue un éxito. Durante las 10 semanas que duró la medición, los rayos tronaron sobre la torre durante un total de más de seis horas. En esas seis horas, el láser consiguió redirigir la trayectoria del rayo cuatro veces. Una de las primeras imágenes de la cámara mostraba una descarga de rayo que seguía la trayectoria del láser a lo largo de 50 metros. “En cuanto vi esa imagen, supe que lo había conseguido”, afirma Jean-Pierre Wolf, físico suizo que lleva 20 años trabajando en esta investigación.
Los pararrayos de metal
Los pararrayos han cambiado poco desde que Benjamin Franklin inventara la técnica en el siglo XVIII. Estos pararrayos de metal ofrecen a los rayos un camino fácil hacia la tierra sin dañar los edificios vecinos.
Este método funciona bien, pero la longitud del pararrayos es limitada y también lo es el tamaño de la zona que puede proteger. Un pararrayos láser podría proteger de los rayos una zona más amplia, como una central eléctrica o un aeropuerto.
Un camino trillado desde hace décadas
La idea de desviar los rayos con un láser existe desde hace décadas. Se lleva experimentando con ella desde principios de siglo. “Pero hasta el año 2000 no dispusimos de láseres lo bastante potentes”, explica Wolf.
La técnica funciona porque el rayo láser crea un camino en el aire con baja resistencia eléctrica. Este camino conductor se genera porque el láser libera electrones de las moléculas de oxígeno y nitrógeno del aire. El camino, con moléculas cargadas positivamente y electrones libres cargados negativamente, forma un canal de plasma. Al igual que el pararrayos metálico, la corriente del rayo puede atravesarlo fácilmente.
Hasta el verano de 2021, la técnica solo se había probado en relámpagos generados artificialmente en un laboratorio y no en una tormenta real. Wolf: “En aquel momento, no podíamos conseguir que la frecuencia de los pulsos láser fuera superior a 10 veces por segundo”. Resultó que esa frecuencia no era suficiente para las tormentas reales.
Reconstrucción de un rayo caído el 24 de julio de 2021. Aquí, la descarga recorrió el rayo láser desde abajo (punta de la torre) hasta arriba (hasta la nube de tormenta). Imagen: © Scientify - UNIGE
En los últimos años, los investigadores construyeron un láser con una frecuencia de mil pulsos de luz por segundo. Eso demostró ser la mejora necesaria para realizar una prueba con éxito.
También podría provocar rayos
Estos láseres de distracción de rayos también podrían utilizarse en el futuro para provocar relámpagos en una nube de tormenta. De este modo, los rayos podrían caer en un lugar seguro, lejos de edificios y aeropuertos. Para ello aún es necesario seguir trabajando. De hecho, en el verano de 2021, el láser demostró ser incapaz de provocar rayos en las nubes de tormenta. El dispositivo solo afectaba a los rayos que se producían de forma natural.
Además, el láser consta actualmente de una instalación compleja, grande y sensible. Para que pueda emplearse en la práctica, el diseño tendrá que ser más pequeño, barato y sencillo.
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