Los investigadores han logrado predecir la probabilidad de un futuro infarto gracias a una innovadora técnica de análisis de imágenes. Y eso podría reducir drásticamente el número de infartos… y de muertes.
El infarto es un asesino silencioso. Nada parece ir mal hasta que el destino golpea inesperadamente. Para reducir el número de infartos, es especialmente importante que los médicos detecten a tiempo las “señales de alarma”. Y con la ayuda de una nueva técnica de análisis de imágenes, esto es ahora mucho más fácil.
¿Cómo se produce un infarto?
A menudo parece que un infarto se produce de repente. Pero en realidad viene precedido de un largo e insidioso proceso, también conocido como arteriosclerosis. Cuando se es joven, la pared interior de las arterias es bastante lisa. Pero con los años, este interior puede dañarse. Esto desencadena una reacción inflamatoria que provoca el engrosamiento de la pared arterial. Este engrosamiento localizado de la pared del vaso se denomina placa. Al principio, esa placa es estable. Pero con el paso del tiempo, puede debilitarse y llegar a romperse, formando un coágulo. Dependiendo del tamaño del coágulo, se produce un infarto de miocardio.
Factores de riesgo
Hay algunos factores que aumentan el riesgo de sufrir un infarto de miocardio. Entre ellos están el tabaquismo, la hipertensión, el colesterol elevado, la obesidad y la herencia. Pero ¿sabía que el estrés también es malo para el corazón? El estrés agrava la arteriosclerosis y aumenta así el riesgo de infarto. El estrés también puede hacer que la pared vascular sea más susceptible a la rotura. En personas jóvenes, un infarto puede deberse a un desgarro de la arteria coronaria. Por último, el estrés agudo, por ejemplo, debido a la muerte de un ser querido, puede hacer que las mujeres mayores de 60 años sean especialmente propensas a sufrir infartos. Es posible que las hormonas del estrés provoquen una parálisis temporal de parte del músculo cardiaco.
Para prevenir un infarto, lo más beneficioso sería, por supuesto, que los médicos pudieran averiguar qué placas son las más vulnerables y, por tanto, las más propensas a romperse. Sin embargo, es más fácil decirlo que hacerlo. Pero investigadores chinos han encontrado ahora un método eficaz para conseguirlo de todos modos. “En nuestro estudio demostramos que podemos utilizar la ‘radiómica’ para detectar las placas vulnerables mejor que con los instrumentos existentes”, afirma el investigador Long Jiang Zhang en una entrevista.
La radiómica
La radiómica es, de hecho, una técnica de análisis de imágenes muy innovadora, explica Zhang cuando se le pregunta. “Puede revelar mucha información relevante que es invisible para el ojo humano”. El modelo detecta las placas vulnerables, que, como se ha dicho, son un importante presagio de infarto. “La gran ventaja es que los análisis pueden realizarse automáticamente”, afirma Zhang. “Esto reduce la dependencia de la experiencia de los médicos, disminuyendo la subjetividad y los sesgos”.El estudio
Los investigadores desarrollaron el modelo empleando datos de 299 pacientes cardiacos. Después, para poner a prueba las habilidades de la radiómica, los investigadores estudiaron a otros 708 pacientes con sospecha de cardiopatía coronaria usando la técnica de análisis de imágenes. “Los resultados son alentadores”, afirma Zhang. “Nuestro estudio demuestra que podemos identificar eficazmente las placas vulnerables con la radiómica. Esto significa que puede mejorar significativamente la exactitud y precisión de la detección de placas vulnerables en la práctica clínica.”
Predice futuros infartos
Es una buena noticia. De hecho, sugiere que, gracias a la radiómica, los médicos pueden predecir futuros infartos con mucha más precisión y fiabilidad. Y así, también se podrá intervenir antes. “Esperamos que de este modo podamos detectar precozmente a los pacientes de alto riesgo con placas vulnerables”, afirma Zhang. “Entonces los médicos podrán crear planes de tratamiento personalizados para estabilizar las placas. Así se reducirá drásticamente el riesgo de infarto”.
Queda trabajo por hacer
Aunque los resultados son prometedores, Zhang afirma que aún queda mucho trabajo por hacer antes de que la radiómica pueda emplearse ampliamente en los hospitales. “Actualmente, sigue siendo un método que requiere relativamente mucho tiempo y trabajo”, explica. “Pero esperamos en el futuro, incluso con la ayuda del aprendizaje automático, automatizar totalmente el proceso”. “Además, se necesitan estudios con grupos más amplios de personas para profundizar en su utilidad y eficacia. Solo entonces podría usarse de forma rutinaria en los hospitales”.
Zhang está ya esta poniendo en acción. Por ejemplo, él y sus colegas están planeando un estudio más amplio en el que participarán unos 10 000 pacientes. En él se demostrará si la técnica de análisis de imágenes puede realmente marcar una diferencia tan grande como sugiere este estudio a menor escala. A pesar de que aún queda mucho camino por recorrer, Zhang es optimista. “La radiómica puede revelar automáticamente placas vulnerables que luego pueden ser evaluadas por un médico”, afirma. “Puede ser una forma prometedora y no invasiva de cartografiar el riesgo de infarto de un paciente”. Y eso
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