La Antártida es fría, inhóspita y remota. Pero también es uno de los mejores lugares para buscar meteoritos. En una búsqueda reciente se encontraron cinco nuevos ejemplares, entre ellos una roca espacial de 7,6 kilogramos.
Cada año caen a la Tierra unos cientos de meteoritos. Como mucho, se recuperan diez. Una pena, porque además de ser magníficas adquisiciones para museos y coleccionistas, los investigadores también pueden aprender más sobre los orígenes del sistema solar estudiando los meteoritos.
La Antártida es un buen sitio para buscar estas valiosas rocas espaciales. Allí se han encontrado más de 45 000 meteoritos. No porque bajen más, sino porque las corrientes de hielo del continente helado reúnen los meteoritos en pequeñas zonas. Además, los guijarros negros son fáciles de encontrar en el hielo azul claro. Y el frío mantiene los meteoritos bien conservados.
Colección de meteoritos
“Yo no diría que la búsqueda de meteoritos en la Antártida es fácil”, afirma la geóloga Vinciane Debaille, de la Universidad Libre de Bruselas. “Hace frío y es difícil viajar hasta allí. Pero allí se pueden encontrar muchos meteoritos en un área relativamente pequeña. En el campo de hielo Nansen, por ejemplo, hemos encontrado más de 600 meteoritos”.
Hasta ahora, los investigadores solían tropezar por casualidad con zonas ricas en meteoritos en la Antártida. Para que la búsqueda sea más eficaz, un grupo de investigación desarrolló el año pasado un mapa del tesoro. Este sistema predice la probabilidad de encontrar meteoritos en una zona determinada basándose en información sobre lugares de hallazgos anteriores y observaciones por satélite de, entre otras cosas, la velocidad del flujo de hielo, la temperatura y la geometría de la superficie.
“Ese mapa nos resultó muy útil cuando terminamos de buscar en el campo de hielo Nansen y empezamos a buscar una nueva zona rica en meteoritos cerca de la estación de investigación”, explica Debaille. Utilizando el mapa, eligieron tres zonas.
La roca espacial de 7,6 kilogramos
En dos de las tres zonas, los investigadores no encontraron nada. Pero en la tercera, la zona más prometedora según el mapa, dieron en el blanco. “Allí encontramos cuatro meteoritos”, explica Debaille, que dirigió la búsqueda. “Pesaban entre 50 y 150 gramos y eran del tamaño de un albaricoque, un tamaño habitual en los meteoritos”.
La roca espacial de 7,6 kilogramos. Imagen: cortesía de María Valdés.
Hicieron el mayor hallazgo el último día. Durante la última hora que habían reservado para la búsqueda. Allí, en la nieve y el hielo, yacía una roca espacial que pesaba la friolera de 7,6 kilogramos. Debaille: “Fue una gran sorpresa encontrar un meteorito tan grande y poco común”.
Los meteoritos se queman en gran parte cuando atraviesan la atmósfera a gran velocidad. Que quedaran 7,6 kilogramos significa que originalmente era un asteroide relativamente grande.
Los investigadores también están satisfechos con su gran tamaño. “Para las mediciones, tenemos que romper parte del meteorito. Si hay más material, te sientes menos agobiado por ello. Al fin y al cabo, queda suficiente para futuras investigaciones, posiblemente con técnicas de análisis aún mejores”.
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