A los hombres les gustan las apuestas y se les convence con relativa facilidad para que inviertan, aunque no conozcan los beneficios.
Los hombres tienden a evaluar “con optimismo” la información sobre una oportunidad de inversión. Cuanta más información reciban, más probable es que muerdan el anzuelo. Las mujeres son más reacias al riesgo y es menos probable que bajen la guardia.
Esta diferencia tiene implicaciones en la forma en que hombres y mujeres toman decisiones en la vida cotidiana, afirman científicos de la Universidad de California en un estudio que analizó la asunción de riesgos financieros y el procesamiento de la información, cuando el valor esperado de la rentabilidad sigue siendo desconocido.
Los hombres se dejan persuadir
La gente tiene que tomar decisiones constantemente en situaciones en las que no está claro cuál es la mejor opción. La información de base es siempre incompleta en cierta medida. La investigación demuestra que la forma en que las personas se comportan en esas situaciones está influida por su sexo. Los hombres pueden ser persuadidos más fácilmente para tomar decisiones financieras arriesgadas. Por ello, también es más probable encontrarlos en la mesa de póquer o en la ruleta, sienten más atracción por las inversiones de riesgo, como las criptomonedas, y compiten por puestos de liderazgo con más frecuencia que las mujeres.
Curiosamente, los hombres tienden a juzgar la nueva información sobre una oportunidad de inversión (ya sean buenas o malas noticias) de forma excesivamente “optimista”, en comparación con las mujeres. La información inútil o incompleta también entra como un pastel. Cuanto más texto o información, más probable es que arriesguen el dinero que tanto les ha costado ganar con la esperanza de que les vaya mejor en el futuro.
Demasiado optimistas
El término “riesgo” suele utilizarse en la investigación científica en situaciones en las que la gente conoce las probabilidades concretas, como la probabilidad del 50 % de ganar un juego de cara o cruz. “La incertidumbre que encontramos en la vida cotidiana rara vez nos ofrece probabilidades tan precisas. Normalmente, la gente tiene que tomar una decisión basándose en información parcial o incompleta”, dice la investigadora Uma Karmarkar. “Este estudio demuestra que hombres y mujeres reaccionan básicamente igual cuando se les presenta una decisión financiera incierta con poca información. Pero hay una diferencia importante: cuando se proporciona información adicional, los hombres tienden a interpretarla como algo positivo. Esto les convence para aumentar la cantidad de dinero que están dispuestos a invertir”.
Información ambigua
Los investigadores hicieron jugar a unos quinientos participantes a distintos juegos con dinero real como apuesta. Por ejemplo, se llenó una bolsa con 100 fichas de póquer rojas y azules, pero no estaba claro qué cantidad de cada color había en ella. Cada vez, se les daba la opción de apostar 10 dólares, por lo que se les permitía hurgar en la bolsa para coger una ficha. Una roja daba 20 dólares, una azul nada. En cada turno, también se les permitía elegir no coger y quedarse con los 10 dólares. Antes de cada turno, los investigadores daban información adicional sobre el número de fichas y anotaban las elecciones de los sujetos.
La brecha conductual
“La información que dimos era deliberadamente ambigua”, dice Karmarkar. “Dimos a los participantes información útil, otra mala y omitimos algunos datos. Por ejemplo, les dijimos que había al menos 17 fichas rojas y 20 azules en la bolsa. Eso no les ayudó mucho, así que tuvieron que ‘adivinar’ si la probabilidad de una ficha roja era lo bastante buena como para apostar 10 dólares y coger una ficha de la bolsa”. Los resultados mostraron que, con poca información, tanto hombres como mujeres se mostraban cautelosos y jugaban con precaución. Pero cuanta más información llega a los hombres, sea cual sea, más riesgo asumen y más dinero apuestan en comparación con el grupo de mujeres. La diferencia de comportamiento aumenta a medida que aumenta la cantidad total de información.
Las mujeres son más firmes
“La falta de información molesta claramente más a las mujeres que a los hombres. Esta investigación implica que los hombres son más fáciles de persuadir para que gasten dinero. Hablar con los hombres y repetir el mensaje o ponerlo en un formato ligeramente diferente tiene mucho efecto. Las mujeres son mucho menos susceptibles a la acumulación de información”, concluye Karmarkar.
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