Los expertos afirman que muchos jóvenes no duermen lo suficiente, en parte porque tienen que estar en el colegio a primera hora de la mañana. Según ellos, una hora de entrada más tardía remediaría, por tanto, muchos problemas de sueño.
Un adolescente cansado que no puede mantener los ojos abiertos durante la clase. Probablemente, a muchos profesores les suene familiar. “Quizá deberías acostarte antes”, suele ser el lema. Pero la cuestión no es tan fácil, según los investigadores. Por ello, en un artículo de opinión sostienen que sería mejor que las escuelas empezaran más tarde sobre una base estructural. “Esto da a los adolescentes la oportunidad de dormir un poco más por la mañana”, afirma la investigadora Bárbara Galland en una conversación.
No dormir lo suficiente
Desde hace tiempo se sabe que los jóvenes suelen dormir poco y mal. En parte se debe a las actividades extraescolares y sociales, los deberes, el uso de pantallas y la falta de normas por parte de los padres. Además, tampoco coopera un cambio en el llamado ritmo sueño-vigilia. Esto hace que muchos jóvenes se muestren cansados en clase. “Para funcionar bien durante el día, las directrices sobre el sueño dictan que los adolescentes de entre 14 y 17 años necesitan de ocho a diez horas de sueño cada noche”, afirma Galland. “Pero en todo el mundo, los estudios siguen informando de que la duración media del sueño de los adolescentes es muy inferior a esta cantidad recomendada. Esto puede deberse a muchos factores. Pero un factor que a menudo se pasa por alto es la temprana hora de inicio de las clases”.
Clases a partir de las 9:45 AM
Por eso, según Galland, sería mejor que la enseñanza secundaria empezara más tarde. No antes de las 9:45 AM, dice enfáticamente. “Esto puede ayudar a los adolescentes a dormir más y mejorar su salud y bienestar”.
Ritmo sueño-vigilia
Según Galland, obligar a los jóvenes a acostarse antes no tiene mucho sentido. Esto se debe al mencionado ritmo sueño-vigilia. “Durante la adolescencia se produce un cambio singular en el ritmo sueño-vigilia”, explica cuando se le pregunta. “Este ritmo está controlado por la hormona del sueño melatonina. El momento de la liberación de melatonina (que favorece el sueño) se desplaza de forma natural a las últimas horas de la tarde, lo que mantiene a los adolescentes alerta durante más tiempo. La liberación de melatonina a primera hora de la mañana (que hace que te despiertes) también cambia. Esto se traduce en adolescentes cansados cuando aún se les obliga a levantarse antes de lo que están “programados” para hacer”.
Los investigadores desconocen por qué se produce este cambio en el ritmo sueño-vigilia. “Ojalá supiera la respuesta”, dice Galland. “La melatonina es una hormona producida de forma natural. Así que quizá la pregunta debería ser más bien: ¿por qué cambian las hormonas durante la pubertad? O bien: ¿qué ventajas tiene estar alerta más tarde por la noche? Cualquier intento de responder a esas preguntas es pura especulación. Pero que este cambio se produce durante la pubertad es indiscutible”. Después, el ritmo sueño-vigilia vuelve a cambiar en torno a los 21 años.
Dormir fuera
Por eso, para resolver los problemas de sueño que aquejan a muchos jóvenes, Galland afirma que hay que darles más oportunidades para que se queden dormidos un poco más por la mañana. Y no, esto no hará que los adolescentes se acuesten aún más tarde. “Uno teme que esto lleve a los adolescentes a quedarse despiertos aún más tiempo y, por tanto, a seguir durmiendo lo mismo que cuando empiezan las clases a las 8.30”, dice Galland. “Sin embargo, casi todos los estudios realizados hasta ahora han demostrado que no es así. La ganancia de sueño se debe sobre todo a la posibilidad de dormir fuera por la mañana”.
Mejoras en la salud
A pesar de los beneficios que visiblemente aportará a los jóvenes que las escuelas empiecen más tarde, se trata de una intervención rigurosa, con importantes implicaciones para las personas y las organizaciones. “Cambiar la hora de salida es un reto por numerosas razones”, reconoce también Galland. “Por tanto, es necesario seguir investigando para determinar si es posible integrar horarios de inicio más tardíos. Las cuestiones logísticas relacionadas con los horarios y el transporte, por ejemplo, son factores a tener en cuenta. También elimina la posibilidad en algunas familias de desayunar con todos a la mesa. Además, los adolescentes pueden verse atrapados en trabajos extraescolares”.
Aun así, Galland afirma que es importante plantearse un horario escolar más tardío para, en última instancia, mejorar la salud y el bienestar de los adolescentes. “El sueño insuficiente, la mala calidad del sueño y el sueño irregular en los adolescentes están estrechamente relacionados con los trastornos del estado de ánimo, la depresión y un mayor riesgo de suicidio”, explica. “Un horario de entrada en el instituto más tardío que se adapte a los ritmos únicos de sueño-vigilia de los adolescentes tendría un efecto inmediato y mejoraría significativamente su sueño. Esto podría conducir a una mejor
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