Para mantenerse fresco, el animal sopla auténticas burbujas de mocos; una forma única y sin precedentes de combatir el calor.
Hace tiempo que sabemos que en Australia continental viven animales poco comunes. Pero un nuevo estudio vuelve a subrayarlo. Los investigadores han descubierto cómo el equidna australiano (Tachyglossus aculeatus) se mantiene fresco en los calurosos días de verano. Si estás comiendo, aparta el plato.
Erizo hormiguero
A primera vista, el equidna australiano estudiado es un animal peculiar. Para empezar, es un mamífero que pone huevos. Una vez que los huevos han eclosionado, la madre amamanta a sus crías con leche. Al igual que los erizos, con los que, por cierto, el equidna australiano no está emparentado, tiene largas espinas con las que se protege. Un pelaje áspero crece entre ellos. Tiene un hocico largo y puntiagudo, como un oso hormiguero. El equidna se alimenta principalmente de termitas y hormigas.
Calor australiano
El equidna australiano tiene una amplia área de distribución. Se encuentra en toda Australia, incluidas Tasmania y las islas costeras y Nueva Guinea. Además, el equidna consigue sobrevivir en casi todos los hábitats, desde bosques templados y selvas tropicales hasta sabanas, (semi)desiertos y zonas montañosas. Y eso también es notable. Los científicos se preguntan desde hace tiempo cómo consigue sobrevivir el equidna en los calurosos climas australianos. De hecho, estudios anteriores han demostrado que el animal tiene una tolerancia al calor relativamente baja. Cuando el mercurio supera los 35 grados centígrados, no debería poder sobrevivir.
¿Cómo lo hacen?
Sin embargo, el extraño equidna antebellum también se las arregla para hacer frente a los abrasadores días del verano australiano. ¿Pero cómo? “Los equidnas australianos no pueden jadear, sudar ni lamerse para perder calor”, explica la investigadora Christine Cooper. Para descubrir su “arma secreta”, los investigadores estudiaron los erizos salvajes que viven a unos 170 kilómetros al suroeste de la ciudad de Perth. Durante un año, los investigadores registraron la temperatura de 124 erizos silvestres al menos una vez al mes mediante cámaras termográficas de infrarrojos. El equipo también observó la temperatura del entorno.
Burbujas de mocos
El equipo descubrió algunas formas fascinantes en que los erizos hormigueros australianos consiguen mantenerse frescos. La primera tiene que ver con sus mocos. “Los erizos soplan burbujas por la nariz”, dice Cooper. “Estas burbujas se rompen en la punta de la nariz. De este modo, las burbujas de mocos humedecen la nariz. A medida que la humedad se evapora, enfría su sangre. Esto significa que la punta de la nariz actúa en realidad como una especie de vaporizador”.
También usan espinas
Al mismo tiempo, las espinas de su espalda les proporcionan un aislamiento flexible. “Descubrimos que los erizos hormigueros retienen el calor en la columna vertebral”, explica Cooper. “Entonces transfieren calor a sus zonas sin espinas, como el abdomen y las piernas. Así que estas zonas actúan básicamente como una especie de ventana térmica, permitiendo el intercambio de calor”.
Erizo hormiguero australiano fotografiado mediante termografía infrarroja. El mapa térmico sugiere que los erizos hormigueros retienen el calor en sus espinas dorsales y lo disipan hacia sus regiones sin espinas, como el abdomen y las patas. Imagen: Dra. Christine Cooper
Según los investigadores, estas notables características explican la inesperada tolerancia al calor del equidna australiano. “Explica cómo pueden permanecer activos en condiciones cálidas”, dijo Cooper. “De hecho, les permite permanecer activas a temperaturas mucho más altas de lo que se pensaba”.
El estudio no solo aporta más información sobre las notables estrategias de supervivencia de uno de los animales más extraños del continente australiano. “Comprender mejor la biología térmica de los erizos australianos también es importante para predecir cómo responden al calentamiento del clima”, afirma Cooper. Y como demuestran los hallazgos, los erizos hormigueros tienen más posibilidades de sobrevivir de lo que se creía. Además, el estudio también aporta pistas valiosas sobre cómo pudieron funcionar los primeros mamíferos. Aunque todavía hay que investigarlo más a fondo, al menos es interesante saber que, al parecer, soplar burbujas de mocos es una forma muy eficaz de combatir el calor.
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