Nadie había visto venir el inmenso maremoto, que causó mucha devastación y dolor. Pero el científico de la Tierra, Taco Broerse, ha resuelto ahora el misterio tras una minuciosa investigación.
El 28 de septiembre de 2018, las cosas se torcieron terriblemente en la bahía de Palu, en la isla indonesia de Sulawesi. La ciudad fue sacudida por un terremoto de segunda categoría. Minutos después se produjo un tsunami devastador. A muchos residentes les pilló desprevenidos este despiadado maremoto. El terremoto y el inesperado tsunami causaron inmensos estragos. Se derrumbó un puente, se destruyeron innumerables viviendas y la ciudad quedó sembrada de escombros. Hasta 4000 personas perdieron la vida, 14 000 resultaron heridas y más de 211 000 se quedaron sin hogar. Mientras tanto, la ciudad se recuperó un poco. Pero los geólogos hablaron del acontecimiento durante mucho tiempo. Después de todo, ¿cuál fue la causa del repentino tsunami?
Pregunta clave
Cuando las placas tectónicas se sumergen unas bajo otras y provocan un terremoto, puede producirse un tsunami. Sin embargo, eso no debería ocurrir en un terremoto en el que las placas se deslizan unas junto a otras. Y, sin embargo, eso fue exactamente lo que ocurrió en Palu, Sulawesi. La cuestión clave es si el tsunami se produjo por el propio terremoto o por sus efectos, como desprendimientos submarinos. Para averiguarlo, los investigadores utilizaron datos de medición de satélites para construir modelos. El número de modelos llegó a ascender a millones. Un grupo de ellos acabó coincidiendo con lo ocurrido aquel fatídico día de septiembre de 2018.
Nueva luz sobre los tsunamis
El estudio de los investigadores arroja nueva luz sobre cómo pueden producirse los tsunamis. Porque, al parecer, los terremotos en los que las placas se deslizan unas junto a otras también pueden provocar tsunamis en determinadas circunstancias. Y ahora también sabemos en qué casos. “Se sabe que cuando el lecho marino se eleva, se produce un tsunami”, explica el científico de la Tierra, Taco Broersehe, en una entrevista. “Las curvas en las fracturas pueden provocar el levantamiento del lecho marino. Ahora hemos descubierto que la falla a lo largo de la cual se propagó el terremoto bajo la bahía de Palu tiene una curva. En una curva así, el suelo, o bien sube (porque las placas allí deben deslizarse una sobre otra), o bien baja (porque las dos placas se deslizan alejándose la una de la otra)”.
Metros levantados
En resumen, pues, la falla bajo Sulawesi no es una grieta perfectamente recta en el paisaje, sino que contiene curvas (hasta hace poco desconocidas). Y en esas curvas se produjeron desplazamientos verticales significativos, según los datos de las mediciones. Así se crearon las condiciones para el tsunami, porque un maremoto tan enorme solo se produce cuando el lecho marino se eleva. “Se calcula que el lecho marino bajo la bahía de Palu se elevó varios metros”, declaró Broerseheeft.
La falla que causó el terremoto de 2018 (la línea punteada blanca), y en la que ambos lados de la falla están desplazados varios metros uno respecto al otro, va desde el trozo meridional de la península de Minahassa (epicentro con estrella blanca) hacia el sur, luego cruza la bahía y continúa por el valle de Palu hacia el sur. La conexión entre el desconocido tramo norte y el ya conocido tramo sur requiere una curva bajo la bahía. Imagen: Simons, Wim, et al. “A tsunami generated by a strike-slip event: constraints from GPS and SAR data on the 2018 Palu earthquake”. Preprints de Authorea (2022).
Según Broerseheeft, ahora podemos estar bastante seguros de que fue el propio terremoto el que causó el tsunami, en gran parte debido a las curvaturas del sistema de fallas. “En retrospectiva, esto tiene mucho sentido”, afirma el investigador. “Pero solo si hubiéramos conocido el curso de la falla principal bajo la península. No se sabía que la sección de la falla que discurre bajo la península fuera una parte activa de la misma. Así que no se previó una curva en la falla de la bahía, donde el suelo se elevaría durante un terremoto. Por cierto, no descartamos una contribución de los corrimientos de tierra, solo que no son la causa principal del tsunami”.
¿Por qué no lo sabíamos?
La cuestión que se plantea es cómo es posible que, a pesar de las numerosas investigaciones geológicas, no supiéramos hasta ahora que los tsunamis también pueden desencadenarse por un terremoto en el que las placas se deslizan unas junto a otras. Se lo pusimos a Broerseheeft. “Esas ideas se han barajado aquí y allá, pero faltaban pruebas convincentes”, afirma. “Ha habido científicos en el pasado que sí sospechaban que los propios terremotos causaban tsunamis (en lugar de deslizamientos submarinos). El problema, sin embargo, es que en muchos casos los investigadores no disponían de observaciones que respaldaran sus ideas. En nuestro estudio, sí disponemos de esas observaciones, gracias a las mediciones por satélite del movimiento del suelo. A partir de ellas, pudimos deducir que, en el caso del terremoto de Sulawesi, el suelo se elevó en las curvas de la falla”.
Importante
Según Broerseheeft, es muy importante que ahora se haya resuelto el “enigma de Sulawesi”. “Muestra un punto ciego en nuestra comprensión de los tsunamis en torno a este tipo de fractura”, explica. “Al mismo tiempo, también debería concienciar sobre el peligro adicional de tsunami que suponen dichas roturas. El tsunami tras el terremoto de Sulawesi alcanzó una altura máxima de 10 metros y lo hizo en muchos lugares a los dos minutos del seísmo. En comparación, las olas tras el terremoto de Tohoku en Japón en 2011 tardaron hasta 30 minutos en llegar a la orilla. Por otra parte, las olas no se extendieron más allá de un tramo de 100 a 300 metros alrededor de la bahía de Palu. El tsunami llegó a la velocidad del rayo, pero la inundación no llegó muy lejos. Eso da la oportunidad de evacuar rápidamente”.
Estambul y San Francisco
Por cierto, además de Palu, Estambul y San Francisco, también son zonas “de riesgo”. Si alguna vez estas metrópolis se vieran afectadas por un terremoto (y esa posibilidad no es inconcebible), también podrían ser seguidas por un tsunami. Esto se debe a que, al igual que Palu, ambas ciudades están situadas cerca de importantes sistemas de fallas. “Lo que sabemos con certeza en el caso de Estambul es que en el pasado se han producido numerosos tsunamis pequeños y grandes”, explica Broerseheeft. “En 1894, un tsunami alcanzó los 200 metros de distancia y unos seis metros de altura. No se puede decir con certeza si fue causado por deslizamientos de tierra en respuesta tras un terremoto o principalmente por el propio terremoto (o ambas cosas).”
En conjunto, los resultados de la investigación ofrecen una nueva perspectiva de los tsunamis y de cómo ven la luz. ¿La lección principal? “Alejate lejos de la costa, incluso en las fracturas donde las placas se deslizan unas junto a otras”, aconseja Broerseheeft. “Parece que hay espacio para una evacuación más rápida aquí”. Los científicos también desempeñan un papel valioso. “Habrá que estudiar si es posible cartografiar mejor las curvaturas de las
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