Es importante que las personas mayores experimenten un sentimiento de utilidad para el mundo o las personas que les rodean. De lo contrario, su salud se deteriora mucho más rápido que cuando son más “socialmente vitales”.
Los pacientes con insuficiencia cardíaca empeoran más rápidamente si experimentan sentimientos de inutilidad en el proceso, porque ya no pueden cuidar de familiares y amigos, por ejemplo. Esta es la conclusión de un nuevo estudio sobre la relación entre determinadas formas de interacción social y un peor pronóstico en pacientes con insuficiencia cardíaca.
El investigador principal, Satoshi Katano, del Hospital Universitario Médico de Sapporo (Japón), explica en una entrevista cómo su estudio podría mejorar la esperanza y la calidad de vida de los pacientes con insuficiencia cardiaca. “Somos los primeros en demostrar una relación clara entre una menor sensación de utilidad social y un deterioro acelerado en pacientes ancianos con insuficiencia cardiaca. Nuestro estudio demuestra la importancia de desarrollar un amplio programa centrado en un enfoque social de la atención a estos pacientes”, afirmó Katano. Dos tercios de los ancianos con insuficiencia cardíaca presentan algún tipo de vulnerabilidad social. El pronóstico de estos pacientes es peor que el de los que no presentan vulnerabilidad social.
Utilidad social
“No es el grado de aislamiento social, sino cómo ve la persona mayor frágil su propio papel social, lo que parece ser el factor predictivo más importante de una mala salud”. Varios estudios anteriores se centraron en el impacto del aislamiento social en pacientes ancianos con insuficiencia cardiaca, pero hasta ahora nadie había investigado el sentimiento de “ser útil” entre este grupo de pacientes. Se trata de un hallazgo fascinante. “Podemos utilizar estos nuevos conocimientos para diseñar métodos de tratamiento eficaces”, explica el Dr. Katano.
La vulnerabilidad social está ampliamente reconocida como un riesgo para la salud de las personas mayores. El término abarca diversos aspectos, como dejar de desempeñar un papel social, la falta de actividades sociales, la pérdida de una red social y la consiguiente soledad.
Vulnerabilidad social
“La vulnerabilidad social no solo está relacionada con la insuficiencia cardiaca, sino también con otras afecciones. Nuestra investigación demuestra que, especialmente, el sentimiento de “ser inútil” o “no ser visto” desempeña un papel importante como indicador de vulnerabilidad social. Las personas mayores que viven en casa y se consideran poco útiles tienen más probabilidades de sufrir discapacidades, afecciones progresivas y muerte prematura. Los que piensan que no aportan nada al mundo o a su entorno social tienen menos contactos sociales, peor autoeficacia, sienten menos apoyo y control social y tienen menos capacidad de recuperación que los que creen que son más útiles”, afirma Katano.
“Estudios anteriores ya demostraron que una menor sensación de utilidad lleva a evitar los cuidados y a participar menos en actividades beneficiosas para la salud. Esto también conduce a un deterioro acelerado de la salud mental y física. Además, se descubrió que la falta de sentido de utilidad social tenía un efecto adverso en el funcionamiento del sistema nervioso central, los neurotransmisores y el sistema inmunitario. Esto aumenta la probabilidad de enfermedad, discapacidad y otras dolencias relacionadas con la edad”.
Componente social en el plan de tratamiento
El estudio se realizó en Japón. La intensidad y el alcance de las interacciones sociales pueden diferir entre culturas, pero los científicos sospechan que la vulnerabilidad social repercute negativamente en la salud de los pacientes ancianos con insuficiencia cardiaca en todas las sociedades. Por ello, Katano considera esencial incluir un aspecto social en el plan de tratamiento.
“Estamos ocupados desarrollando un programa integral de ejercicio físico y social que consta de varios componentes. Estamos plenamente comprometidos con la tecnología digital para llegar y ayudar al mayor número posible de personas. Investigaciones anteriores ya han demostrado que un amplio programa de ejercicios centrado en aspectos como la resistencia, la fuerza, la coordinación, el equilibrio y la flexibilidad tiene un efecto positivo en el estado físico, cognitivo y emocional de los participantes, así como en su red social”, explica Katano.
Museo virtual
“Durante los últimos tres años, las medidas tomadas a causa del coronavirus han hecho que hubiera muchas menos oportunidades para que la gente participara en actividades sociales. Por eso, las nuevas tecnologías, como las aplicaciones para teléfonos inteligentes, las videollamadas, la comunicación a través de las redes sociales y el uso de la realidad virtual, son opciones muy prometedoras en lo que a nosotros respecta. Espero que las oportunidades interactivas en línea, como las visitas virtuales a museos, puedan ser también una buena solución para abordar el problema de la vulnerabilidad social de la sociedad en el futuro, cuando el peligro del coronavirus haya pasado por completo”, afirma Katano.
También cree que un gato o un robot interactivo podrían desempeñar una función asistencial en el hogar de una persona mayor socialmente vulnerable. “Las mascotas, los peluches interactivos o los robots sociales también pueden ser útiles como herramientas para reducir o prevenir la vulnerabilidad social”, concluye Katano
Sin comentarios