En la época de los primeros bosques, la atmósfera contenía mucho menos CO₂ de lo que se pensaba. Esto tiene importantes implicaciones para saber cómo era el clima mucho antes de que los reptiles y los dinosaurios gobernaran nuestro planeta.
Nuestra comprensión del clima hace 400 millones de años, la cantidad de CO₂ en la atmósfera y el efecto de los primeros bosques de la Tierra da un vuelco completo gracias a un nuevo estudio danés-británico. Las plantas terrestres parecen haber tenido un impacto en el clima mucho mayor de lo que se creía. Hasta ahora, los científicos creían que había un nivel muy alto de CO₂ en la atmósfera a principios del Devónico, hace unos 400 millones de años, y que con la aparición de los primeros árboles y bosques, los niveles de CO₂ disminuyeron drásticamente. Al mismo tiempo, el clima de la Tierra se habría enfriado considerablemente. Pero todo eso resulta no ser cierto.
Nuevo modelo paleoclimático
“En el estudio, explicamos cómo llegamos a estimaciones precisas de los niveles de CO₂ y cómo utilizamos estos datos para desarrollar un modelo paleoclimático. Los resultados dejan claro que la temperatura media y la distribución de la temperatura del Devónico temprano y medio (hace entre 410 y 380 millones de años) son similares a las actuales”, declaró el profesor Barry Lomax, de la Universidad de Nottingham.
El examen de fósiles de plantas terrestres y plantas modernas similares demuestra que las condiciones climáticas y las concentraciones de CO₂ eran muy diferentes en el pasado de lo que se pensaba. Nos hace ver de otra manera la influencia de las plantas terrestres y los árboles en el clima.
El tiempo antes de los árboles y los tetrápodos
explica Lomax: “En la época en la que nos centramos, aún no había tetrápodos (cuadrúpedos), como reptiles o dinosaurios, correteando por la Tierra. Solo había artrópodos emparentados con los actuales milpiés, ciempiés y arácnidos. Por eso, para nuestra investigación, las plantas son mucho más interesantes. Pudimos sacar nuestras conclusiones a partir de la datación por carbono de fósiles y el análisis de los estomas de la superficie de las plantas terrestres”.
Hace unos 385 millones de años, la tierra empezó a llenarse de árboles altos y bosques. Antes solo había plantas arbustivas verdes con raíces poco profundas, que no tenían flores. La tierra estaba salpicada de estas plantas terrestres. Siempre nos han enseñado que la atmósfera de aquella época contenía mucho más CO₂ que la actual y que había un clima mucho más cálido y húmedo debido al intenso efecto invernadero. Solo después de la aparición de los árboles habrían descendido los niveles de CO₂, lo que habría dado lugar a un clima más frío y a polos helados. Esta hipótesis resultó ser errónea. “Los resultados de la investigación fueron una gran sorpresa para nosotros. Creo que nadie del equipo había pensado que las concentraciones de CO₂ serían tan bajas en el Devónico”.
Los estomas cuentan la historia
“Para hacer estimaciones de la cantidad de CO₂ en la atmósfera en el periodo comprendido entre hace 410 y 380 millones de años, utilizamos una nueva tecnología. El nuevo método permite realizar estimaciones precisas del paleo-CO₂, basándose en la composición isotópica estable de una planta. A partir de ahí, podemos extraer información sobre la función, el tamaño y el número de estomas de las plantas terrestres”, explica Lomax.
El estudio se basa en los trabajos pioneros del profesor Ian Woodward, de la Universidad de Sheffield, quien descubrió que existe una relación negativa entre el número de estomas de la superficie de una hoja y la concentración de CO₂ en la atmósfera. “Esto nos permite emplear los fósiles vegetales como ‘almacenes de memoria’ de las condiciones climáticas de épocas pasadas y hace posible rastrear cuáles eran las concentraciones de CO₂ hace cientos de millones de años en la Tierra”, afirma Lomax.
Fluctuaciones de los niveles de CO₂
Los climatólogos coinciden en que el CO₂ desempeña un papel crucial en la evolución del clima de la Tierra, tanto en la actualidad como en el pasado. Por lo tanto, un reto importante para los científicos de la Tierra es comprender qué variables causan las fluctuaciones de los niveles de CO₂ en la atmósfera a lo largo de los años. Las nuevas tecnologías hacen posible investigaciones cada vez más precisas, que dañan cada vez menos los recursos minerales fósiles. “Las muestras con las que hemos estado trabajando son escasas y caras. El proceso de análisis isotópico es destructivo; solo se puede utilizar una muestra una vez. Los avances tecnológicos nos han permitido emplear cantidades muy pequeñas de material vegetal para realizar nuestras mediciones”, concluye Lomax.
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