Y si no tenemos cuidado, un evento similar podría volver a ocurrir ahora, por nuestra propia cuenta.
El Devónico es un periodo de la escala temporal geológica que duró desde hace 419 hasta 358 millones de años. Esta época se caracteriza por un clima relativamente cálido y un nivel del mar elevado. Además, surgieron los primeros bosques verdaderos. Pero lo más sorprendente es que durante este periodo se produjeron muchas extinciones masivas. Se estima que casi el 70 % de toda la vida en la Tierra pereció. Y los investigadores por fin entienden por qué.
Raíces de los árboles
Parece muy probable que las raíces de los árboles fueran responsables de la serie de extinciones masivas que tuvieron lugar durante el Devónico. “Nuestro análisis muestra que las primeras raíces de los árboles inundaron los océanos con un exceso de nutrientes”, explica el investigador Gabriel Filippelli. “Esto provocó entonces un crecimiento masivo de algas. Este crecimiento rápido y destructivo de las algas extrajo la mayor parte del oxígeno de los océanos. Y esto condujo a catastróficas extinciones masivas”.
Estudio
Los investigadores llegaron a esta conclusión tras realizar análisis químicos de los depósitos de roca en antiguos lechos lacustres. Para ello, el equipo viajó a Groenlandia y a la costa noreste de Escocia. “No es fácil mirar hacia atrás en el tiempo más de 370 millones de años”, dice el coautor Matthew Smart. “Pero las rocas tienen una larga memoria. Además, todavía hay sitios en la Tierra donde se puede utilizar la química como un microscopio para desentrañar los misterios de la prehistoria”.
Fósforo
El equipo encontró pruebas de concentraciones fluctuantes de fósforo, un elemento químico que se encuentra en toda la vida de la Tierra. Además, basándose en la meteorización (provocada por el crecimiento de las raíces), los investigadores pudieron distinguir los ciclos húmedos y secos. Una mayor meteorización indica ciclos húmedos con más raíces, mientras que una menor meteorización puede asociarse a ciclos secos y menos raíces. Finalmente, el equipo descubrió que los ciclos secos coincidían exactamente con las mayores concentraciones de fósforo. Esto sugiere que las raíces moribundas durante estos periodos estaban en cierto modo “contaminando” el agua con sus nutrientes. Y eso fue posiblemente el pistoletazo de salida para las extinciones masivas destructivas.
Hoy en día
“Afortunadamente, los árboles contemporáneos no causan estragos similares”, dice Filippelli. “La naturaleza ha encontrado desde entonces formas de compensar el impacto de la madera podrida. Además, el suelo profundo y moderno retiene más nutrientes que durante el Devónico, cuando el mundo estaba cubierto solo por una fina capa de tierra”.
Zonas muertas
Sin embargo, el proceso descrito en el estudio (conocido científicamente como eutrofización) está teniendo lugar incluso ahora, aunque a menor escala. De hecho, un fenómeno similar está causando actualmente “zonas muertas” en el Golfo de México y en los Grandes Lagos (cinco lagos cercanos a la frontera entre Estados Unidos y Canadá). El exceso de nutrientes procedentes del estiércol y otros residuos agrícolas entran en el agua aquí y provocan la proliferación masiva de algas, que a su vez consumen todo el oxígeno presente.
El estudio, publicado en la revista Geological Society of America Bulletin, arroja, por tanto, luz sobre estas nuevas amenazas para la vida oceánica. Pues la contaminación por fertilizantes y otros residuos orgánicos (como las aguas residuales) podría conducir a unos océanos prácticamente sin oxígeno, incluso ahora en el peor de los casos. “Los nuevos conocimientos sobre las consecuencias catastróficas de los fenómenos naturales del pasado pueden servir de advertencia para las consecuencias de condiciones similares creadas por la actividad humana en la actualidad”, concluye Fillipelli.
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