Incluso recientemente se ha descubierto que algunos insectos (langostas) producen tanta carga eléctrica atmosférica como una nube de tormenta inminente.
Nuestra tierra tiene un campo eléctrico natural en su atmósfera. El hecho de que nuestra atmósfera esté cargada eléctricamente es particularmente evidente cuando hay rayos. Pero la atmósfera terrestre está siempre electrificada en mayor o menor medida, incluso con buen tiempo. Estos campos eléctricos repercuten entonces en el clima, pero también en muchos animales. Por ejemplo, sabemos que las abejas y las arañas lo utilizan durante la búsqueda de alimento y la migración. Pero ahora resulta que también existe una relación inversa. “Siempre hemos mirado cómo la física afecta a la biología”, dice el investigador Ellard Hunting. “Pero nos dimos cuenta de que la biología también afecta a la física”.
Campo eléctrico
Como ya hemos dicho, hace tiempo que sabemos que el campo eléctrico de la atmósfera afecta a los animales. En cierto sentido, las abejas y las flores, por ejemplo, se comunican entre sí a través del campo eléctrico. Las plantas suelen estar cargadas negativamente y emiten un débil campo eléctrico. Cuando las abejas vuelan por el aire, adquieren una carga positiva. Así pueden detectar y distinguir los campos eléctricos.
Abejas de la miel
Ahora, un nuevo estudio demuestra que lo contrario también es cierto. No solo el campo eléctrico afecta a los insectos, los insectos también afectan al campo eléctrico. Los investigadores llegaron a esta conclusión tras medir la electricidad atmosférica cerca de un enjambre de abejas que se desplazaba por el aire. Se comprobó que las abejas cambian la electricidad atmosférica entre 100 y 1000 voltios por metro. Esto sugiere que un enjambre de abejas tiene una carga eléctrica especialmente alta y puede tener un impacto perturbador notable en el entorno eléctrico local.
Modelo
Por cierto, la abeja no es el único insecto que lleva carga eléctrica. Otros insectos también lo hacen. Así, tras su experimento con abejas, los investigadores desarrollaron un modelo para determinar también la influencia de otros tipos de insectos en la electricidad atmosférica. “Por ejemplo, también nos fijamos en las langostas”, explica el investigador Liam O’Reilly.
Langostas
Los investigadores sospechan que los saltamontes pueden tener una gran influencia en el campo eléctrico atmosférico. Las nubes de langostas pueden alcanzar a veces proporciones inmensas, bíblicas. “Estos extensos enjambres pueden extenderse por un área de casi 1200 kilómetros cuadrados”, afirma O’Reilly. “80 millones de langostas se hacinan en unos 2,5 kilómetros cuadrados. Esto significa que su influencia en el campo eléctrico de la atmósfera es probablemente muchas veces mayor que la de las abejas.”
Similar a una nube tormentosa
Según los investigadores, la influencia de los insectos puede ser incluso tan grande que producen tanta carga atmosférica como una nube de truenos inminente. Creen que tanto la densidad como el tamaño de un enjambre determinan el grado de influencia de los insectos en la electricidad atmosférica.
Misterios
Los nuevos descubrimientos no solo cambian la forma de ver los campos eléctricos atmosféricos, sino que incluso podrían resolver ciertos misterios. “El vínculo descubierto entre la biología y la física podría ayudar a resolver problemas desconcertantes”, afirma Hunting. “Por ejemplo, por qué las grandes partículas de polvo se encuentran lejos del Sahara. Esto no se puede explicar con las teorías existentes”.
Interdisciplinario
El descubrimiento es un importante recordatorio de la interconexión de las diferentes disciplinas científicas, explica el investigador Giles Harrison. “La carga eléctrica no es solo parte de la física. Está relacionado con todo el mundo natural”.
El fenómeno observado también puede ser relevante para otros animales u organismos del aire, como las aves y los microbios. “Sería interesante estudiar cómo estos organismos interactúan con los procesos atmosféricos”, dice Hunting. “En realidad, solo ahora sabemos que la biología y los campos eléctricos están estrechamente relacionados. Es posible que existan muchas conexiones insospechadas a diferentes escalas espaciales”.
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