Y después de todo, esto hace que las posibilidades de que se descubra vida en Marte vuelvan a ser un poco más plausibles, aunque los retos de vida podrían hallarse debajo de la superficie.
Marte es un planeta duro e implacable. Sus condiciones secas y gélidas (su temperatura media ronda los -63 grados centígrados) hacen de nuestro vecino más cercano un lugar inhóspito para la vida. Además, Marte también es bombardeado constantemente por los rayos cósmicos galácticos y los protones solares. Sin embargo, existe una bacteria rebelde que podría vivir en esos entornos hostiles, según demuestra un nuevo estudio. Y eso da esperanzas a los investigadores sobre el descubrimiento de vida marciana.
El estudio
En el estudio, los investigadores recolectaron seis bacterias y hongos y expusieron estos microbios angustiados a una superficie marciana simulada y hostil. Los microbios soportaron las mismas condiciones de sequedad y hielo mientras eran bombardeados con radiación gamma (para imitar los rayos cósmicos del espacio). “No hay agua en la atmósfera marciana, por lo que las células y las esporas se secan”, explica el investigador Brian Hoffman. “También se sabe que la temperatura de la superficie de Marte es más o menos la misma que la del hielo seco, así que allí hace mucho frío”.
Conan la Bacteria
Aunque la mayoría de los microorganismos murieron después de la acumulación, un espécimen demostró ser resistente: Deinococcus radiodurans, también conocido como Conan la Bacteria. Se trata de una bacteria muy recalcitrante que vive en el suelo y las heces, pero que también se encuentra en los reactores nucleares.
Incluso durante los experimentos de los investigadores, este arenoso microbio no se rindió fácilmente. Ni siquiera después de haber sido deshidratado, congelado e irradiado. Según los investigadores, la vida útil de este resistente microbio aumentaría considerablemente si se escondiera bajo la superficie marciana. Los fuertes rayos cósmicos en la superficie matarían al microbio en pocas horas. Pero si se escondiera a 10 centímetros de la superficie, Conan la Bacteria conseguiría durar al menos 1,5 millones de años. De hecho, a 10 metros bajo la superficie marciana, el microbio de color calabaza podría sobrevivir hasta 280 millones de años.
¿Cómo entonces?
El hecho de que Conan la Bacteria sea casi indestructible se debe en parte a la estructura genómica de la bacteria, explican los investigadores. Los cromosomas y el plásmido del microbio parecen estar unidos, manteniéndose perfectamente alineados. Además, su célula posee múltiples copias de su genoma. Mientras un genoma permanezca intacto, la especie es capaz de sobrevivir. La bacteria también tiene un sistema de reparación del ADN muy eficaz. Y por eso puede soportar incluso la radiación más intensa.
Los hallazgos sugieren que las posibilidades de descubrir (antigua) vida en Marte son mayores de lo que se pensaba. Porque aunque el agua en Marte desapareció hace miles de millones de años, los investigadores sostienen que si un microbio similar a la Bacteria Conan vivió alguna vez en Marte, sus restos podrían encontrarse aún bajo tierra.
La vida en Marte
“Además, el entorno de Marte ha sido modificado y afectado regularmente por los impactos de meteoritos”, afirma Michael Daly. “Esto puede haber llevado a la repoblación y a la dispersión. Además, si alguna vez hubo vida en Marte (incluso si ahora no hay formas de vida viables) sus macromoléculas y virus podrían sobrevivir mucho, mucho más tiempo. Esto aumenta las posibilidades de descubrir vida (anterior) durante futuras misiones”.
Bacterias latentes
Es una buena noticia para futuras misiones, como ExoMars (el rover Rosalind Franklin) y el Mars Life Explorer. Estas misiones consistirán en perforar hasta unos dos metros por debajo de la superficie para recoger materiales. Los hallazgos del estudio actual significan que cuando las primeras muestras lleguen a la Tierra, los científicos deberán seleccionarlas cuidadosamente, en busca de bacterias latentes. Porque es posible que en Marte, al igual que en la Tierra, existan cepas rebeldes de bacterias que logren sobrevivir justo debajo de la superficie a pesar de las duras condiciones del planeta rojo.
Bacterias que se agitan
Por cierto, el estudio es también una llamada de atención. Después de todo, ahora que sabemos que estas resistentes bacterias existen en la Tierra, los futuros astronautas y turistas espaciales deberían tener cuidado de no contaminar inadvertidamente Marte con microbios autoestopistas, advierten los investigadores. “Nuestro estudio tiene en realidad dos vertientes”, dice el investigador Michael Daly. “Por un lado, tenemos que tener cuidado de no contaminar Marte con nuestras bacterias, pero también tendremos que tener cuidado de no contaminar la Tierra con los microbios marcianos”.
Que nuestra Tierra pueda contaminarse con microbios extraterrestres, o que nosotros mismos contaminemos otros cuerpos celestes planetarios con especímenes terrestres, para el caso, es una preocupación real. Existe el peligro de que las muestras traídas a la Tierra desde otros cuerpos celestes puedan albergar ciertos microbios desconocidos. Y cuando estos entran en nuestro mundo, pueden causar un grave problema para los ecosistemas o para nuestro propio bienestar humano. Lo contrario también es cierto: existe la posibilidad de que los microbios terrestres se suban a las naves espaciales y aterricen en otros cuerpos celestes. Y, obviamente, no se quiere depositar allí bacterias u hongos terrestres que puedan dificultar la vida de posibles extraterrestres o (quizás aún peor) ser confundidos con extraterrestres en una etapa posterior. Afortunadamente, las agencias espaciales son conscientes desde hace tiempo de esta amenaza. En consecuencia, se están explorando a fondo las formas de mejorar la bioseguridad en la Tierra, así como en otros planetas.
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