El hecho de que la visita a un museo sea buena para la salud de las personas mayores ya es bastante notable. Pero que una visita virtual también ayude es realmente magnífico. Una investigación canadiense lo ha demostrado.
Durante el confinamiento por coronavirus en Canadá, un grupo de personas mayores pudo hacer una visita virtual a varios museos cada semana. Esto mejoró significativamente el bienestar, la calidad de vida, el grado de vulnerabilidad y el aislamiento social de los ancianos.
Los científicos saben desde hace tiempo que evitar el contacto social físico contribuye a un gran número de problemas de salud. Aumenta el riesgo de infarto y de problemas cardíacos, pero también acelera el deterioro mental e incluso la muerte prematura. Los riesgos son mayores para las personas mayores, ya que es más probable que tengan poco contacto social y se sientan solas. La pandemia del coronavirus agravó este problema, debido a la necesidad de mantener la distancia.
Durante el cierre, la gente se vio obligada a trabajar cada vez más desde casa con la ayuda de todo tipo de herramientas de Internet. La misma tecnología se utilizó para ayudar a los ancianos a mantenerse en contacto con el mundo exterior. De este modo, podían mantenerse física, mental y socialmente sanos, mientras disfrutaban de todo tipo de actividades interactivas y culturales. Esta es la esperanzadora conclusión de un nuevo estudio publicado en la revista Frontiers in Medicine. Se trata del primer estudio que demuestra de forma concluyente que las visitas virtuales a los museos mejoran significativamente la calidad de vida de las personas mayores que permanecen en casa.
Calidad de vida y vulnerabilidad
Un grupo de investigadores canadienses realizó un seguimiento de exactamente 106 personas mayores de 65 años de Montreal en el periodo comprendido entre enero y abril de 2022. La mitad de ellos recibieron visitas guiadas semanales a diversos museos desde la comodidad de su sillón. La otra mitad estaba en el grupo de control y no se les permitió participar en las salidas culturales virtuales.
El grupo activo se benefició claramente de las visitas virtuales al museo. Los 53 ancianos de este grupo mejoraron notablemente en términos de aislamiento social, vulnerabilidad, bienestar físico y mental y calidad de vida. Las puntuaciones en estos cuatro puntos fueron significativamente más altas después de tres meses que en el grupo de control, según el informe de la investigación.
Un cuadro al día mantiene alejado al médico
"Nuestro estudio demuestra que las actividades artísticas pueden ser una intervención eficaz", afirma el autor principal, el Dr. Olivier Beauchet, profesor de la Universidad de Montreal. "Actividades como estas visitas virtuales semanales a museos pueden ser útiles en todo el mundo. Creo que sería una buena idea liberar fondos en los museos e instituciones artísticas y ofrecer proyectos como este a los mayores de 65 años de todo el mundo. De este modo se fomenta un envejecimiento activo y saludable".
Especialmente en el ámbito de la vulnerabilidad, se avanzó mucho a lo largo del recorrido de 45 minutos, seguido de una sesión de preguntas y respuestas. "La fragilidad conlleva numerosos problemas de salud y limitaciones, que repercuten negativamente en la calidad de vida y el bienestar físico y mental de las personas mayores", explica Beauchet. "Aquí es donde el sistema sanitario tiene que hacer algo al respecto".
Un estudio piloto realizado en 2018 ya demostró que las actividades artísticas pueden ser beneficiosas para las personas mayores. En parte, debido a los resultados de ese estudio, se puso en marcha un estudio internacional de tres años de duración para medir la eficacia de los proyectos de arte interactivo en diferentes países y sociedades.
Programa de la OMS
Estas iniciativas se basan en el enfoque de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre las enfermedades crónicas, dice Beauchet. En 2015, por ejemplo, la OMS creó el Programa de Envejecimiento y Salud. En ella, la promoción de la cultura desempeña un papel central, con el objetivo de mejorar la salud general de los participantes. Este tipo de actividades, destinadas a prevenir enfermedades y molestias, se hacen tradicionalmente en escuelas, centros comunitarios y lugares de trabajo.
"Así podemos llegar a un gran grupo de personas, pero queremos más. Hay organizaciones y sectores que pueden ayudarnos convirtiéndose en socios. De esta manera, podemos trabajar juntos en nuevos desarrollos e investigaciones en el campo de la salud pública", dice Beauchet. "Los museos, por ejemplo, son en mi opinión socios muy adecuados. Saben lo que ocurre en la comunidad y lo que la gente necesita. Constantemente analizan si las actividades que ofrecen tienen éxito y qué cosas nuevas se pueden pensar para el grupo objetivo".
Sin comentarios