La falta de sueño no solo es mala para la salud, sino que también hace que las personas sean menos sociables, según una investigación estadounidense. Los sujetos de prueba cansados estaban menos dispuestos a ayudar a otros seres humanos. Esto puede afectar a toda una sociedad".
Depresión, diabetes, hipertensión; la falta de sueño está asociada a un gran número de enfermedades. Sin embargo, los efectos de una mala noche de sueño se extienden más allá de nuestro propio cuerpo, afirman neurocientíficos estadounidenses en un nuevo estudio publicado en la revista Plos Biology. Una serie de estudios sugiere que reduce nuestra disposición a ayudar a los demás.
El equipo de investigación descubrió que la privación del sueño disminuye la actividad en las áreas cerebrales implicadas en el llamado comportamiento prosocial, como el sentimiento de empatía. Llegaron a esta conclusión tras estudiar las resonancias magnéticas de los cerebros de 24 voluntarios, después de ocho horas de sueño y después de una noche sin dormir.
La parte del cerebro que trata de evaluar las necesidades de sus congéneres estaba claramente debilitada en este último caso, afirma la directora de la investigación, Eti Ben Simon, de la Universidad de California en Berkeley (EE. UU.). Es como si después de dormir poco, estas partes del cerebro ya no respondieran cuando intentamos llevarnos bien con los demás".
Para averiguar a qué conduce esto en la práctica, los científicos siguieron a un grupo de más de cien sujetos de prueba en un segundo estudio. Durante varios días, llevaron un diario de lo bien que dormían. Todas las mañanas recibían también un cuestionario que ponía a prueba su disposición a ayudar a los demás, por ejemplo, abriendo la puerta de un ascensor o ayudando a un desconocido herido en la calle. Esta disposición parecía disminuir cuando alguien había dormido mal la noche anterior, escriben los investigadores.
Buenas causas
También descubrieron un posible efecto de la falta de sueño a mayor escala en la sociedad, tras analizar unos tres millones de donaciones realizadas a organizaciones benéficas en Estados Unidos durante un periodo de quince años. Los resultados fueron sorprendentes: las donaciones disminuyeron un 10 % en las semanas siguientes al inicio del horario de verano, que redujo el sueño de la mayoría de la gente en una hora. En las zonas del país en las que no se ha introducido el horario de verano, este efecto no se ha producido. Curiosamente, al volver al horario de invierno (que da a la mayoría de la gente una hora más de sueño) no hubo diferencia en las donaciones.
Incluso una privación de sueño muy modesta (en este caso solo la pérdida de una hora de sueño asociada al horario de verano) tiene un impacto medible y real en nuestra generosidad y, por tanto, en cómo funcionamos como sociedad conectada", afirma Matthew Walker, colega de Ben Simon, que también participa en el estudio.
Sin pérdida de tiempo
Según el neurocientífico, este resultado está en consonancia con las conclusiones de estudios anteriores, que demostraron que las personas se aíslan más socialmente debido a la privación del sueño. Si miramos el panorama general, vemos cada vez más que dormir poco da lugar a individuos más bien antisociales, lo que tiene todo tipo de consecuencias para nuestra convivencia como especie social. Esta ciencia puede aportar una visión de nuestra actual sociedad dividida".
Y es que, según señalan los investigadores, en los países desarrollados más de la mitad de las personas afirman dormir muy poco durante la semana laboral. Por lo tanto, es hora de abandonar la idea de que el sueño es una pérdida de tiempo, cree Ben Simon. Duerme lo que necesites. Es la mejor bondad que podemos ofrecernos a nosotros mismos y a los que nos rodean.
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