Las espadas y la caballería han contribuido más al progreso humano que las judías, el trigo o los guisantes. Un notable estudio ha llegado a esta conclusión al examinar qué fue lo que más influyó en el desarrollo de la sociedad durante la transición de la Edad de Piedra a la de Bronce.
El equipo científico, dirigido por el analista estadístico Peter Turchin, con la ayuda de historiadores y arqueólogos, identificó 17 factores que impulsaron el progreso de la civilización en la antigüedad. Entre ellas, la agricultura, la religión, la moneda, el riego, la urbanización y la guerra. Los investigadores evaluaron cuál fue la mayor influencia en la civilización histórica.
Su análisis, que describen en un estudio publicado en la revista Science Advances, demostró que la llegada de la agricultura y el consiguiente aumento de la disponibilidad de alimentos tuvieron un gran impacto en el progreso. Sin embargo, descubrieron que la mayor influencia estaba en la innovación militar y las técnicas de guerra.
¿Cómo medir el progreso?
Los investigadores utilizaron una medida de la "complejidad de la sociedad", que se basa en la suposición de que cuanto más compleja es la estructura de una sociedad, más se aleja de los grupos primitivos de cazadores-recolectores y más posibilidades tiene de progresar.
Cuando los investigadores examinaron los datos del análisis con más detalle, descubrieron que dos innovaciones en tecnología militar (las armas de hierro y la caballería) fueron las que más influyeron en la estructura de las sociedades. Ambos están asociados a la aparición de los primeros "macroestados", es decir, estados de 100 000 kilómetros cuadrados o más. Estos nacieron en el primer milenio antes de Cristo en Mesopotamia y Egipto.
Luego, cuando la caballería y el hierro se unieron, se crearon imperios que cubrían más de tres millones de kilómetros cuadrados.
Ambas tecnologías fueron importantes para la expansión de la conquista más que para aumentar la complejidad del estado original. Pero gracias a la expansión, el estado original pudo crecer y adoptar formas más complejas. El crecimiento y el progreso también se vieron impulsados por la acumulación de recursos procedentes de las guerras victoriosas.
Así, la guerra en sí misma no era significativa para las nuevas tecnologías en la forma en que se suele denominar hoy. Sin embargo, ganar nuevos territorios con armas más avanzadas significaba más recursos y un mayor ritmo de progreso.
Caballo, espada e innovación
El algoritmo reveló el mismo desfase entre la aparición de la primera caballería y el surgimiento de los imperios en los dos territorios estudiados, Egipto y Mesopotamia, de tres a cuatro siglos.
Parece un gran retraso. Sin embargo, los investigadores señalan en un estudio que "las innovaciones en tecnología militar han provocado cambios evolutivos más rápidos en comparación con la adopción de la agricultura." Dicen que fue la caballería armada de hierro la que permitió disparar literalmente el tamaño (y la complejidad) de los estados.
Los investigadores admiten en el estudio que su análisis dista mucho de ser exhaustivo y que sus conclusiones no son universales. La estructura más compleja de los estados puede incluso ser perjudicial en alguna fase del desarrollo. Una cierta cantidad de burocracia es necesaria para la sociedad, pero a partir de una determinada etapa obstaculiza el progreso.
Los investigadores también subrayan que su trabajo no debe considerarse como una defensa de la guerra.
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