La demencia se cobra tantas víctimas que los científicos de todo el mundo buscan factores que puedan prevenir la enfermedad. Los investigadores chinos vuelven a señalar los efectos beneficiosos del ejercicio físico en particular. Pero hay más.
No solo el ejercicio reduce el riesgo de demencia, sino también la realización de tareas domésticas y las visitas a familiares y amigos, escriben los científicos en la revista Neurology, perteneciente a la revista médica American Academy of Neurology.
"Al realizar actividades físicas y mentales saludables con más frecuencia, las personas reducen su riesgo de demencia, independientemente de si están genéticamente predispuestas o no", escriben. "Este resultado pone de manifiesto el potencial de estas actividades como herramienta preventiva eficaz contra la demencia", explica la profesora de epidemiología Huan Song, de la Universidad de Sichuan.
Ejercicio agradable
El estudio no solo analizó estas actividades, sino que también examinó el uso del teléfono y la televisión en personas con y sin predisposición genética a la demencia. "Queríamos saber más sobre un gran número de hábitos de vida específicos y su potencial para prevenir la demencia", dice Huan Song. "Al hacerlo, descubrimos que el ejercicio, las tareas domésticas y el contacto social, en particular, reducían el riesgo de varias formas de demencia".
El estudio incluyó datos de más de 500 000 británicos con una edad media de 56 años. Al principio del estudio se les pidió que rellenaran unos cuestionarios en los que se les preguntaba, entre otras cosas, qué hacían en el deporte, si caminaban mucho, qué hacían en el hogar y si iban a pie o en bicicleta al trabajo. En segundo lugar, respondieron a preguntas sobre actividades psicológicas: su nivel de estudios, si asistían a algún curso, la frecuencia con la que visitaban a amigos y familiares, iban al bar o a la iglesia. Por último, se les preguntó por el uso del ordenador, la televisión y el teléfono. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la autodeclaración no se considera normalmente la forma más fiable de recopilar información: hay que confiar en que todo el mundo rellene todo correctamente y recuerde lo que hizo.
Además, los encuestados también indicaron en qué medida tenían familiares directos con demencia. Esto permitió a los científicos determinar el factor genético de la enfermedad de Alzheimer. Los participantes fueron seguidos durante once años. Al final del estudio, 5185 personas tenían demencia.
Hablar más con la gente
Tras corregir numerosos factores, como la edad, los ingresos y el tabaquismo, los investigadores descubrieron que la mayoría de las actividades físicas y mentales estaban relacionadas con el riesgo de demencia. A las personas que llevaban una vida activa en general les fue mejor. Los que hacían ejercicio con regularidad tenían un 35 % menos de probabilidades de desarrollar demencia, realizar muchas tareas domésticas reducía el riesgo en un 21 % y los que veían a la familia o a los amigos todos los días tenían un 15 % menos de probabilidades, en comparación con los que obtuvieron la puntuación más baja en estas actividades.
Esto significa que 0,45 por cada mil "pacientes-año" de los que hacían ejercicio regularmente desarrollaron demencia, mientras que la cifra de los que hacían ejercicio raramente era de 1,59. Estos "pacientes-año" tienen en cuenta el número de personas que participan en un estudio y el tiempo transcurrido durante el mismo. En el caso de los que realizaban a menudo tareas domésticas, la cifra era de 0,86 por cada mil años-persona, en comparación con el 1,02 del grupo que apenas hacía nada en casa. Para los que tenían contacto diario con la familia o los amigos, la cifra era de 0,62, mientras que entre los que veían a la familia solo una vez cada pocos meses era de 0,8.
Pequeño esfuerzo
"Demostramos que las propias personas pueden reducir su riesgo de demencia realizando actividades físicas y mentales saludables con regularidad", explica Song. "Se necesitan más investigaciones para confirmar los hallazgos, pero nuestros resultados son esperanzadores: unos pequeños ajustes en el estilo de vida ya pueden aportar beneficios".
Se comprobó que todos los participantes se beneficiaban del efecto protector de la actividad física y mental, independientemente de si estaban genéticamente predispuestos a la demencia. No está claro por qué la actividad física tiene un impacto tan profundo, dice Song. "Hay varias explicaciones posibles. Podría ser que el ejercicio libere neurotrofinas en el cerebro, que mejore el flujo sanguíneo hacia y desde el cerebro, o que los efectos antioxidantes desempeñen un papel." Pero el mecanismo también puede ser más indirecto. "La actividad física también reduce el riesgo de obesidad, presión arterial, depresión y diabetes, todos ellos relacionados con un mayor riesgo de demencia", explica el profesor chino a este portal. El efecto del contacto social también puede producirse de dos maneras. "El aislamiento social conduce directamente al declive cognitivo e indirectamente afecta a la función cerebral, ya que el escaso contacto social aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares y depresión".
En cualquier caso, el ejercicio y el contacto social son formas sencillas de reducir el riesgo de demencia.
Prevención de la demencia
Este no es el primer estudio que encuentra una relación entre los factores del estilo de vida y la demencia. La página web de Alzheimer Nederland afirma incluso que el 30 % de los casos pueden prevenirse con un estilo de vida más saludable. Los siete factores de riesgo más importantes son la baja actividad mental, el tabaquismo, el poco ejercicio, la depresión, la obesidad, la hipertensión y la diabetes. Anteriormente, se pensaba que la mala audición también desempeñaba un papel, en parte porque reduce la actividad mental (se reciben menos estímulos), pero no se han aportado pruebas sólidas que lo respalden.
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