La planta acuática del género Utricularia, una planta carnívora con más de 230 especies, ataca a su presa en función del movimiento de esta. Esta planta, ávida de pulgas de agua, succiona su presa en un tiempo muy breve, una vez aspirada la presa, la planta la digiere.
Pueden formar muchas trampas a la vez
Las plantas del género Utricularia son conocidas porque pueden formar muchas trampas al mismo tiempo y de esta manera pueden atrapar varias presas a la vez. Investigadores de tres universidades han querido entender cómo funciona esta planta y han realizado un nuevo estudio con experimentos de laboratorio. Los investigadores aislaron varios ejemplares de la planta tomados de entornos naturales y los trasladaron al laboratorio. Hicieron lo mismo con sus presas, las daphnia o también llamados pulgas de agua. Estos últimos son animales patógenos: dan a luz a crías con un perfil genético idéntico, en esencia clones.
Minihábitats en el laboratorio
Los investigadores crearon minihábitats en el laboratorio en los que había plantas carnívoras junto con las pulgas de agua Ceriodaphnia dubia de la familia Daphniidae; inicialmente, algunas de las plantas y pulgas de agua estaban separadas de las plantas con una fina rejilla. Las pulgas de agua podían percibir la presencia de la planta mediante mensajeros químicos, aunque no podían entrar en contacto con ellas y, por tanto, no podían ser capturadas. Los investigadores observaron que las pulgas de agua que vivían en estas condiciones formaban apéndices más largos en su caparazón y, en general, eran de menor tamaño. Además, las pulgas de agua que vivían junto a plantas tendían a moverse más lentamente que otras pulgas de agua que vivían en hábitats sin plantas. "Esto demuestra que, por lo demás, los animales genéticamente idénticos solo activan las defensas cuando las necesitan porque crecen codo con codo con las plantas", explica Sebastian Kruppert, uno de los investigadores participantes en el estudio.
Las defensas de las pulgas de agua contra las plantas carnívoras
Los investigadores descubrieron que las pulgas de agua que vivían cerca de las plantas eran capturadas con menos frecuencia que las que no vivían junto a ellas cuando se exponían directamente a ellas. Los cambios corporales de las pulgas de agua que vivían cerca de las plantas, por tanto, eran adaptaciones para defenderse de los depredadores. En concreto, los apéndices hacían que las pulgas de agua tuvieran un mayor diámetro, lo que dificultaba que fueran absorbidas por las trampas de las plantas carnívoras. No obstante, estas trampas son de diferentes tamaños, pero esto no deja de ser una ventaja porque, como mínimo, las trampas más pequeñas ya no podrían atraparlos. Además, los investigadores descubrieron que al nadar más despacio las trampas se activaban con menos frecuencia. "El hecho de que puedan observarse simultáneamente diversas defensas, como adaptaciones de comportamiento y cambios en la estructura corporal, demuestra lo adaptables y fascinantes que son estos pequeños animales", explica Ralph Tollrian.
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