Quizá algún día podamos respirar en nuestros teléfonos móviles para desbloquearlos, según un estudio: los investigadores han desarrollado un prototipo de sensor de olor que, en combinación con el aprendizaje automático, puede olfatear la identidad de las personas basándose en su aliento. La "nariz artificial" ya alcanza un alto nivel de fiabilidad, pero el concepto aún debe ser perfeccionado antes de estar listo para el mercado, señalan los desarrolladores.
Control de acceso a la banca, ordenadores y teléfonos móviles o vehículos inteligentes: los métodos de reconocimiento biométrico pueden ofrecer una alternativa cómoda y segura a los métodos de autenticación convencionales en el ámbito de las tecnologías de la información. Ya se han utilizado diversos aspectos personales como claves de acceso, incluidas las características individuales de las huellas dactilares, el iris, la cara o la voz. Sin embargo, todos estos métodos se han basado hasta ahora exclusivamente en aspectos físicos de la persona. "Estas técnicas tienen desventajas: Los rasgos pueden copiarse o verse afectados por lesiones físicas", explica Chaiyanut Jirayupat, de la Universidad de Tokio. Por eso, él y sus colegas han explorado ahora el potencial de un rasgo bioquímico humano como nueva técnica para el conjunto de herramientas biométricas de seguridad: la firma personal en el aliento.
Reconocimiento por el olor del aliento individual
En los últimos años, los investigadores ya han demostrado que las sustancias volátiles que emite una persona pueden contener información interesante. Se sabe que los perros no solo pueden identificar fácilmente a las personas por su olor, sino que incluso pueden olfatear ciertas enfermedades, entre otras cosas en el aire que respiran. Las narices técnicas de los olfateadores aún no llegan al nivel de los animales, pero los sensores de olor también pueden detectar incluso bajas concentraciones de sustancias volátiles en el aire. Como explican Jirayupat y sus colegas, el aire respirado podría ser especialmente adecuado para la autentificación biométrica, ya que tiene concentraciones de sustancias olorosas significativamente mayores que las evaporaciones de la piel.
Para explorar el potencial del concepto, el equipo comenzó primero con un análisis básico del aliento de los sujetos de prueba para averiguar qué compuestos podían utilizarse para la autenticación biométrica. Como informan los investigadores, 28 compuestos surgieron como indicadores viables: las personas los emiten en un patrón de distribución de la concentración que les es propio, lo que aparentemente está vinculado a sus predisposiciones genéticas. Sobre esta base, los científicos desarrollaron un conjunto de sensores de olor con 16 canales inicialmente, cada uno de los cuales puede identificar una gama específica de compuestos.
En el prototipo del sistema de reconocimiento hasta ahora, se sopla en una bolsa. Esta muestra de aliento se hace pasar por el conjunto de sensores de olor. Los datos capturados se pasan a un sistema de aprendizaje automático que analiza la composición del aliento de la persona y elabora un perfil a partir de él. La firma olfativa correspondiente puede emplearse para identificar a la persona en cuestión, explican los científicos.
¿De camino a un teléfono móvil con nariz?
Los investigadores probaron el sistema con muestras de aliento de hasta 20 personas y descubrieron una precisión media del sistema de identificación del 98 %. "Se trataba de un grupo heterogéneo de personas de diferentes edades, géneros y nacionalidades. Es alentador que ya hayamos conseguido una precisión tan alta", afirma el autor principal, Takeshi Yanagida, de la Universidad de Tokio. Como explican él y sus colegas, ya se está viendo que el sistema también podría garantizar una fiabilidad de detección absoluta integrando más canales de sensores.
No obstante, el equipo subraya que todavía es necesario un trabajo de desarrollo antes de que el método pueda enriquecer las nuevas generaciones de smartphones y similares. Hasta ahora, por ejemplo, sigue abierta la cuestión de hasta qué punto es susceptible de interferir con la ingesta de alimentos. Al fin y al cabo, la nariz artificial también debe ser capaz de identificar por su aliento a alguien que, por ejemplo, acaba de comer una baguette de ajo. "Hasta ahora, hemos hecho que nuestros sujetos de prueba ayunen durante seis horas antes de la prueba", dice Yanagida. Pero el equipo tiene confianza: "Hemos sentado una buena base. El siguiente paso será perfeccionar esta técnica. De nuestros resultados se desprende que cualquier problema puede superarse añadiendo más sensores y recogiendo más datos", afirma.
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