El calentamiento global amenaza los ecosistemas y las zonas de vegetación de todo el mundo. Pero en el extremo norte, el cambio climático avanza con especial rapidez y desplaza la tundra siberiana por la expansión de los bosques de coníferas. Una simulación muestra ahora que si no se toman medidas de protección del clima, la tundra siberiana podría desaparecer casi por completo a mediados del milenio.
La tundra siberiana es una zona de vegetación entre los paisajes helados del Ártico y el bosque boreal de coníferas En esta región, el suelo está casi continuamente congelado, por lo que en esta fría estepa no crecen árboles, sino solo unas pocas plantas especialmente adaptadas. En el curso de la evolución, las duras condiciones produjeron especies vegetales especiales, algunas de las cuales se encuentran exclusivamente en la tundra y el Ártico. Este hábitat también alberga animales únicos como renos, lemmings o el abejorro ártico.
Pero el cambio climático tampoco se detiene en la tundra ártica, e incluso la golpea con especial dureza. La temperatura media del aire en el extremo norte ha aumentado más de dos grados centígrados en los últimos 50 años, mucho más que en otras regiones del mundo. El aumento de la temperatura hace que los suelos de la tundra se descongelen con mayor frecuencia y rapidez en verano. Como resultado, la línea de árboles de los bosques siberianos que bordean el sur se está desplazando cada vez más hacia el norte. Este desplazamiento de las vastas extensiones de estepa fría con su flora y fauna únicas podría continuar en los próximos años.
La simulación ve la tundra en peligro
Para saber hasta qué punto la tundra siberiana está realmente amenazada, Stefan Kruse y Ulrike Herzschuh, del Instituto Alfred Wegener de Investigación Polar y Marina de Potsdam, han simulado en el ordenador la futura expansión de los bosques a costa de la tundra. Para ello, utilizan el modelo de vegetación LAVESI, que puede incluso representar la ubicación de la línea arbórea ártica entre árboles individuales: "El modelo mapea así el ciclo de vida completo de los alerces siberianos en la transición a la tundra, desde la producción y dispersión de semillas hasta la germinación y el crecimiento completo del árbol. Esto nos permite calcular de forma muy realista el avance de la línea de árboles en un clima cada vez más cálido", explica Kruse.
Los resultados de la simulación muestran un desplazamiento alarmantemente rápido de la estepa fría sin árboles: según los cálculos, el bosque de alerces se extenderá hacia el norte de Rusia a un ritmo de 30 kilómetros por década. De este modo, las zonas de tundra, que no pueden desplazarse a regiones más frías debido al Océano Ártico adyacente, se reducirán cada vez más. En este proceso, la propagación de los bosques sigue el calentamiento con cierta distancia, porque los árboles con sus semillas solo tienen un radio de reproducción limitado. Sin embargo, en algún momento, los árboles se pondrán inevitablemente al día.
La protección del clima puede mitigar las consecuencias
Según las previsiones, esto podría hacer que la tundra de Siberia se redujera hasta tal punto que en el año 2500 solo quedaría algo menos del 6 % de la superficie actual de tundra. "En el peor de los casos, la tundra desaparecerá casi por completo a mediados del milenio", predice Herzschuh. Sin embargo, dado que este modelo se desarrolló para un escenario sin ninguna protección climática, todavía hay esperanza para la zona de vegetación helada, según los dos investigadores: "Estrategias ambiciosas para mitigar el calentamiento del clima, podrían evitar una pérdida tan extrema y preservar alrededor del 32,7 % de la tundra actual." Según la simulación, el antiguo cinturón de tundra continuo de 4000 kilómetros de longitud en Siberia se habrá reducido a dos zonas separadas por 2500 kilómetros.
Sin embargo, en este escenario, la diversidad de las especies vegetales y animales de la tundra se vería gravemente amenazada, ya que el aislamiento geográfico da lugar a poblaciones más pequeñas que son menos capaces de reaccionar ante los cambios ambientales y las influencias perturbadoras. "Por eso es importante ampliar ahora las medidas de protección y las áreas protegidas en las zonas afectadas para preservar las zonas de retiro de la biodiversidad única de la tundra", exige Klebelsberg, de la organización de conservación de la naturaleza WWF, que no participó en el estudio. Gracias a la simulación, ahora está claro que este ecosistema desaparecerá a largo plazo si no se toman medidas para frenar el calentamiento global.
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