Recientemente, se ha descubierto un gran número de volcanes escondidos bajo el hielo de la Antártida, en una zona especialmente vulnerable al cambio climático. Los científicos creen que el derretimiento del hielo podría despertar estos volcanes.
El interior, la atmósfera y la superficie de la Tierra pulsan con fuerzas, que a veces se manifiestan en eventos violentos. Pueden ser, por ejemplo, erupciones volcánicas, terremotos, tsunamis o huracanes.
Los científicos han descubierto ahora más y más vínculos entre estos fenómenos extremos. Se ha demostrado que las erupciones volcánicas afectan a los océanos, que los tifones pueden desencadenar terremotos y que los ríos atmosféricos pueden provocar precipitaciones extremas.
Cientos de pequeños volcanes
Los científicos han descubierto que cientos de pequeños volcanes se esconden bajo el hielo de dos kilómetros de espesor de la Antártida, en la zona más vulnerable al cambio climático.
Para entender lo que podría ocurrir en la Antártida en el futuro, los científicos han recurrido al otro lado del mundo. En Islandia, el volcán Katla, completamente cubierto de hielo, es una muestra de los procesos que podrían tener lugar.
Un círculo vicioso
El peso del hielo ejerce una gran presión sobre la corteza terrestre, impidiendo que el magma suba a la superficie. Pero si el hielo se derrite, la presión sobre la corteza terrestre se libera y el magma puede subir. Cuando el hielo entra en contacto con el magma, se funde y se forman lagos y ríos.
El agua caliente acelera el deshielo desde abajo, lo que hace que suba más magma. Finalmente, se produce una erupción y se esparcen cenizas negras que atrapan el calor del sol en lugar de reflejarlo. Se forma un círculo vicioso.
Podría afectar al nivel del mar
Si los volcanes bajo el hielo de la Antártida volvieran a estar activos, las consecuencias podrían ser devastadoras.
"Sabemos que el futuro deshielo se deberá principalmente al calentamiento de la atmósfera y de los océanos, pero no sabemos hasta qué punto los volcanes en zonas específicas pueden acelerar el deshielo. Si ocurre en la Antártida, todos nos veríamos afectados, porque un deshielo más rápido podría elevar el nivel del mar en todo el mundo", afirma Max Van Wyk de Vries.
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