Algunas arañas pueden volar. Lo hacen disparando finos hilos de telaraña. Colgados de ella, se elevan en el aire. Las investigaciones muestran ahora que esto funciona porque aprovechan la electricidad estática y los campos eléctricos de la atmósfera.
Los investigadores denominan el vuelo de las arañas "ballooning". El fenómeno es conocido desde hace siglos. Charles Darwin lo describió ya en 1832. Desde el barco HMS Beagle vio cientos de pequeñas arañas flotando en finos hilos. Pensó que habían recorrido más de noventa kilómetros en vuelo.
Cuando una araña quiere hacer un viaje por el aire, suele subir al punto más alto de una planta. Allí se estira y lanza hasta un metro de hilo al aire. En una fracción de segundo, el animal se levanta y sale volando. Durante mucho tiempo no estuvo claro cómo sus hilos ayudan a las arañas a emprender el vuelo.
Corrientes de aire y electricidad estática
Hay teorías que intentan explicar el ballooning. Una de las teorías afirma que las corrientes de aire ascendentes arrastran los hilos ligeros y así elevan a las arañas. La otra teoría dice que los hilos se cargan de electricidad estática, lo que hace que las arañas se suban al campo eléctrico natural de la atmósfera.
La controversia entre estas dos explicaciones existe desde hace mucho tiempo, señala Charbel Habchi, de la Universidad de Notre Dame-Louaize (Líbano). El mayor obstáculo para estudiar los ballooning es el hecho de que ambas explicaciones son invisibles. Y tampoco podemos ver los hilos que giran a simple vista".
En nuestra investigación, realizamos una serie de simulaciones por ordenador", continúa Habchi. Hemos variado el peso de la araña, su tamaño, el número de hilos y el campo eléctrico de la tierra. Con ello, los investigadores demostraron que las pequeñas arañas pueden utilizar el campo eléctrico de la tierra para volar en ballooning. Entonces no necesitan corrientes de aire cálidas y ascendentes.
Sin embargo, las arañas grandes no pueden volar en ballooning empleando solo la carga eléctrica. También necesitan corrientes de aire que les den un empujón extra.
El planeta de las arañas
Los resultados coinciden con un experimento anterior en el que biofísicos británicos atraparon a arañas en una jaula en la que controlaban los campos eléctricos. Vieron que las arañas únicamente intentaban volar cuando había un campo eléctrico suficientemente alto en la jaula. Los investigadores también vieron que las arañas se hundían si bajaban la intensidad del campo eléctrico durante el vuelo. Las simulaciones realizadas por Habchi y su colega lograron reproducir bien estos resultados experimentales por primera vez.
El punto fuerte de su programa informático es que simula de forma realista las arañas que emplean múltiples hilos. Esto resultó importante porque los hilos se repelen entre sí cuando están cargados estáticamente. Esto hace que se extiendan en una especie de forma de cono invertido, con la araña colgando de la punta. Esta manera garantiza que la araña pueda despegar con la ayuda de los campos eléctricos y volar horizontalmente por el aire.
Para simular los hilos de las arañas, utilizamos un algoritmo desarrollado para animar el pelo, la piel de los animales y otras estructuras similares a los hilos, explica Habchi. Se ha empleado, por ejemplo, en las películas El Hobbit y El Planeta de los Simios. Quizá podamos esperar pronto la primera película (de terror) con arañas voladoras.
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