Las condiciones meteorológicas extremas, como las olas de calor y las inundaciones, han provocado la muerte de 142.000 europeos en los últimos 40 años, según informó el jueves la Agencia Europea de Medioambiente (AEMA) en un nuevo informe. Este clima extremo ha costado a Europa casi 510.000 millones de euros en las últimas cuatro décadas.
El número de catástrofes meteorológicas y climáticas ha aumentado en los últimos 50 años. La mayoría de las muertes fueron causadas por las olas de calor.
La ola de calor del verano de 2003 mató a unos 80.000 habitantes de Europa. Desde entonces, olas de calor similares han causado "muchas menos muertes" porque muchos países se han preparado mejor, según el informe. Por ejemplo, se instaló aire acondicionado en más edificios.
El 3 % de los fenómenos meteorológicos extremos fueron responsables de cerca del 60 % de los daños económicos. Alemania, con 42.000 muertos y 107.000 millones de euros en daños, fue el país más afectado, seguido de Francia (26.700 muertos y 99.000 millones de euros) e Italia (21.600 muertos y 90.000 millones de euros).
Solo el 23 % de los daños materiales estaban asegurados, aunque hay grandes diferencias entre países. Rumanía y Lituania fueron los países que menos daños aseguraron (1 %), mientras que en los Países Bajos (55 %) y Dinamarca (56 %) se aseguraron muchos daños materiales.
El cambio climático no es la única causa
El cambio climático no es la única causa de las pérdidas económicas y las muertes. Varios países, especialmente fuera de Europa, son más vulnerables a estas catástrofes meteorológicas, debido, por ejemplo, a la pobreza. La falta de dinero les impide pagar las medidas necesarias, como la elevación de los diques y la instalación de aire acondicionado. Esto afecta al grado de pérdida económica y al número de víctimas.
Las catástrofes meteorológicas extremas tampoco son siempre consecuencia del cambio climático. A veces se producen como consecuencia de acontecimientos naturales, subrayan los investigadores.
La AEMA no incluyó en el informe las catástrofes naturales, como los terremotos y las erupciones volcánicas, porque no son de naturaleza meteorológica.
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