Superar el gusto por lo dulce es difícil, incluso para los que tienen una voluntad firme; las investigaciones demuestran que el azúcar engaña al cerebro para que pida más y más azúcar.
Leer las etiquetas de los alimentos es una de las mejores maneras de controlar la cantidad de azúcares añadidos. Busca los nombres de los azúcares añadidos e intenta evitar o reducir las cantidades de alimentos que los contienen. Intenta también controlar el azúcar que añades a tus bebidas, incluidos el té y el café; resulta que aproximadamente la mitad de la cantidad de azúcar añadido procede de las bebidas.
Cuando cambies tu dieta, es importante recordar que debes hacerlo de forma gradual y lenta; esto ayuda a frenar el ansia de azúcar. Puedes empezar por evitar las fuentes de azúcar más obvias, como las bebidas energéticas, las frutas, el té, los productos de bollería, los dulces, los helados y similares; sustitúyelos por alimentos saludables ricos en proteínas y grasas, como el pescado, la carne, los cereales y los frutos secos. Estos alimentos ayudan a mantener la estabilidad de la insulina, a reducir las calorías almacenadas en forma de grasas y a proporcionarle energía constante durante más tiempo que la que le proporciona el azúcar añadido.
Sustituir los alimentos procesados que contienen azúcar por alimentos naturales enteros ricos en fibras, vitaminas, minerales y otros buenos nutrientes no solo ayuda a reducir el consumo de azúcar, sino que también evita las sustancias químicas ocultas en los alimentos de consumo diario. Cuando la base de su dieta es fresca y contiene alimentos enteros no procesados, automáticamente se reduce la cantidad de azúcar añadido en ella. Este podría ser el cambio más influyente que aplique a su energía diaria y a su salud en general.
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